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Voto de East:
6
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Romance. Comedia
Gatsby Welles (Timothée Chalamet) y Ashleigh (Elle Fanning) son una joven pareja enamorada de universitarios que se dispone a pasar un fin de semana en la ciudad de Nueva York. Ella va a entrevistar al reconocido cineasta Roland Pollard (Liev Schreiber), que pasa por un momento de crisis creativa, y durante su azarosa aventura conocerá al cautivador actor Francisco Vega (Diego Luna). Por su parte, Gatsby también conocerá a una joven, ... [+]
15 de octubre de 2019
26 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Impresiona su flamante filmografía, un Woody Allen con el que muy pocos pueden competir, alguien que lleva 50 años en la primera línea del séptimo arte, que en el peor de los casos dispone de unas 10 películas memorables, algunas con una mesa más que reservada en la historia del cine. Un cine que sigue siendo fluido, como "Día de lluvia en New York", que progresa con la plasticidad y naturalidad de sus mejores obras, como si estuviera hecha en tiempo real.
Pero Allen, al contrario que su protagonista en la original "La rosa Púrpura del Cairo”, en lugar de salir de la pantalla para tomar contacto con la vida real, se mete dentro del celuloide manteniéndose en contacto sólo con el mundo de ficción, con sus propias películas. Aquí asistimos por enésima vez a los reproches en una pareja por una infidelidad, que resultan ser idénticos a los de sus primeras obras, como si en las relaciones de pareja nada hubiera cambiado en los últimos 40 años. Una vez más el director habla del cine, del arte, con unos diálogos recargados de continuas referencias culturales, pero que cada vez parecen más ajenos a sus personajes, como si estos fueran los muñecos de un ventrílocuo que habla y piensa por ellos. Además, su cine es cada vez más triste, más oscuro, sus personajes más negativos, por más que intente mantener un tono ligero, incluso optimista, como ocurre en esta cinta.
Lejos de criticar a los pseudo intelectuales de New York, su esnobismo, la hipocresía con la que se conducen sus élites, como hace verbalmente su personaje principal, la película acaba por ensalzarlos (ver spoilers). Rebelde contra qué, le pregunta al protagonista su madre, una mujer que representa el fariseísmo y la rigidez de la alta sociedad (y con la que no acaba de congeniar). De tu pretenciosa idoneidad, le responde. Y todo después de una referencia al rebelde de Hollywood por excelencia, al Robert Mitchum de "Retorno al pasado" (de Jacques Tourneur). ¿Cómo se puede siquiera comparar la rebeldía de Mitchum, tanto en su vida real como en sus películas, con la de un joven que personifica el elitismo más clasista por más que esté disfrazado de contestatario? En "Retorno al pasado", ante alguien que le reprocha al personaje de Mitchum su mutismo, éste le responde: " nadie ha aprendido mucho escuchándose a si mismo." No es mala reflexión para un Woddy Allen que lleva demasiados años escuchándose e imitándose a sí mismo, de lo que sin duda se resiente cada vez más su obra.
Desde hace 20 años es un cineasta minoritario en su país (así lo certifican las pírricas recaudaciones de la práctica totalidad de sus películas), donde ya no conecta ni con los jóvenes ni con los adultos ajenos al singular mundo de New York, que son la inmensa mayoría, pero todavía conecta con el cine existencialista europeo, más intelectual, menos físico. Aquí recauda más, al menos lo suficiente para poder seguir rodando una nueva película cada año, y sigue gozando del reconocimiento de la crítica. Ojalá pueda seguir así porque todavía atesora talento y, aunque muy de tarde en tarde, factura buenas películas.
A mi me pasa con él lo mismo que a muchos de los protagonistas de sus grandes obras, que echaban de menos a sus ex parejas precisamente porque ya no estaban con ellas. Ya no veo todas sus películas, porque cuanto menos veo al Woody Allen del siglo XXI más me sigue gustando el gran Woody Allen del siglo XX.
Pero Allen, al contrario que su protagonista en la original "La rosa Púrpura del Cairo”, en lugar de salir de la pantalla para tomar contacto con la vida real, se mete dentro del celuloide manteniéndose en contacto sólo con el mundo de ficción, con sus propias películas. Aquí asistimos por enésima vez a los reproches en una pareja por una infidelidad, que resultan ser idénticos a los de sus primeras obras, como si en las relaciones de pareja nada hubiera cambiado en los últimos 40 años. Una vez más el director habla del cine, del arte, con unos diálogos recargados de continuas referencias culturales, pero que cada vez parecen más ajenos a sus personajes, como si estos fueran los muñecos de un ventrílocuo que habla y piensa por ellos. Además, su cine es cada vez más triste, más oscuro, sus personajes más negativos, por más que intente mantener un tono ligero, incluso optimista, como ocurre en esta cinta.
Lejos de criticar a los pseudo intelectuales de New York, su esnobismo, la hipocresía con la que se conducen sus élites, como hace verbalmente su personaje principal, la película acaba por ensalzarlos (ver spoilers). Rebelde contra qué, le pregunta al protagonista su madre, una mujer que representa el fariseísmo y la rigidez de la alta sociedad (y con la que no acaba de congeniar). De tu pretenciosa idoneidad, le responde. Y todo después de una referencia al rebelde de Hollywood por excelencia, al Robert Mitchum de "Retorno al pasado" (de Jacques Tourneur). ¿Cómo se puede siquiera comparar la rebeldía de Mitchum, tanto en su vida real como en sus películas, con la de un joven que personifica el elitismo más clasista por más que esté disfrazado de contestatario? En "Retorno al pasado", ante alguien que le reprocha al personaje de Mitchum su mutismo, éste le responde: " nadie ha aprendido mucho escuchándose a si mismo." No es mala reflexión para un Woddy Allen que lleva demasiados años escuchándose e imitándose a sí mismo, de lo que sin duda se resiente cada vez más su obra.
Desde hace 20 años es un cineasta minoritario en su país (así lo certifican las pírricas recaudaciones de la práctica totalidad de sus películas), donde ya no conecta ni con los jóvenes ni con los adultos ajenos al singular mundo de New York, que son la inmensa mayoría, pero todavía conecta con el cine existencialista europeo, más intelectual, menos físico. Aquí recauda más, al menos lo suficiente para poder seguir rodando una nueva película cada año, y sigue gozando del reconocimiento de la crítica. Ojalá pueda seguir así porque todavía atesora talento y, aunque muy de tarde en tarde, factura buenas películas.
A mi me pasa con él lo mismo que a muchos de los protagonistas de sus grandes obras, que echaban de menos a sus ex parejas precisamente porque ya no estaban con ellas. Ya no veo todas sus películas, porque cuanto menos veo al Woody Allen del siglo XXI más me sigue gustando el gran Woody Allen del siglo XX.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Cuando comento que es una película snob, lo digo entre otros motivos por esa conversación entre el protagonista y su madre hacia el final de la película.¿Hay algo más snob que acabar valorando, incluso queriendo, más a tu madre por el hecho de que fue una prostituta en su juventud? Como fue una prostituya, ¿ya no es tan detestable? ¿Una mujer de la alta sociedad neoyorkina es, per sé, peor que una prostituta? ¿Esa mujer no es peor todavía por despreciar a la gente humilde después de haberse prostituido?
Y en cuanto a las relaciones de pareja en la mayoría de sus últimas películas, cada vez resultan más frías, demasiado intelectuales en el mejor de los casos, singularmente en esta cinta. Se supone que el joven protagonista está enamoradísimo de la adorable Elle Fanning (así lo repite con frecuencia), pero no muestra ni un sólo gesto de verdadero cariño hacia ella en toda la película por más que no deje de referir todo su catálogo de virtudes, pero siempre desde el punto de vista intelectual. Y al final, el auténtico motivo para rechazarla no es otro que su alejamiento de la elitista New York. Después de criticar la hipocresía de la ciudad, de sus universidades, a su propia madre, resulta que no puede vivir en otro sitio, que lo mejor para él es volver a los lugares comunes de su adolescencia (al pasado en definitiva), al lugar donde se crio. Y con los de su clase, que a Ellen Fanning acaba por verla como a una extraña de Arizona (de Tucson creo recordar).
No sé, me han parecido clasistas muchos personajes del universo de Wooddy Aleen, pero el de esta cinta un poco más si cabe. Y Elle Fanning: ¿no está retratada más bien como la cateta del medio oeste? Encantadora sí, pero paleta. Quizá sea exagerada mi lectura, pero tampoco creo que sea descabellada.
Y en cuanto a las relaciones de pareja en la mayoría de sus últimas películas, cada vez resultan más frías, demasiado intelectuales en el mejor de los casos, singularmente en esta cinta. Se supone que el joven protagonista está enamoradísimo de la adorable Elle Fanning (así lo repite con frecuencia), pero no muestra ni un sólo gesto de verdadero cariño hacia ella en toda la película por más que no deje de referir todo su catálogo de virtudes, pero siempre desde el punto de vista intelectual. Y al final, el auténtico motivo para rechazarla no es otro que su alejamiento de la elitista New York. Después de criticar la hipocresía de la ciudad, de sus universidades, a su propia madre, resulta que no puede vivir en otro sitio, que lo mejor para él es volver a los lugares comunes de su adolescencia (al pasado en definitiva), al lugar donde se crio. Y con los de su clase, que a Ellen Fanning acaba por verla como a una extraña de Arizona (de Tucson creo recordar).
No sé, me han parecido clasistas muchos personajes del universo de Wooddy Aleen, pero el de esta cinta un poco más si cabe. Y Elle Fanning: ¿no está retratada más bien como la cateta del medio oeste? Encantadora sí, pero paleta. Quizá sea exagerada mi lectura, pero tampoco creo que sea descabellada.