Una idea que parece tan simple, aquí se convierte en toda una paleta de emociones, tal como busca hacer sentir la animación al espectador. Si bien es cierto que comienza un poco lenta, le da un buen desarrollo al personaje, no la da a conocee a lo largo de la serie durante la historia que se va escribiendo, sino que de inmediato le da un trasfondo al personaje y con éste, poco a poco le da un objetivo con el que el personaje crece, cambia en pequeña medida su manera de ser, mientras transcurre la historia.
Las historias que cuenta en cada capítulo son muy emotivas, tanto que la historia del pasado de Violet queda opacada al tratar de transmitir lo que siente la chica, ya que conectan de manera más fuerte otras historias que se desarrollan por capítulos únicos.
La calidad de la animación es excelente, probablemente la mejor que haya visto hasta el momento en una serie de animé.
En conclusión, es una muy buena serie, tal vez no para todo el mundo, pero puede cautivar a un público maduro, en general, y hay que valorar también el que aproveche una temática no convencional, puesto que, seguramente la mayoría de quienes la vean, no habrán visto algo parecido. Es una historia fresca, con algunos tintes de acción (muy pocos) y que toca temas éticos, religiosos, amorosos y dolorosos. En fin, es muy recomendada y probablemente sea de lo mejor en animación oriental que veamos este 2018.