Una de las grandes hazañas del siglo XX, tal vez junto con la conquista de los últimos picos inalcanzables del Himalaya se podría decir que cierra el capítulo de la EXPLORACIÓN del mundo tal y como era entendida por los europeos a lo largo de dos siglos y medio.
Louis Antoine de Bougainville, Cook, Humboldt, Stanley, Roald amundsen, Peary... y por último Thor Heyerdahl y Edmund Hillary. Claro que luego vendrían las gestas de la exploración espacial y la llegada a la luna, pero para mí se trata de una manera diferente de entender la experiencia de la exploración. Los que pisaron la luna (aunque se encontraban en el entorno más hostil conocido por el hombre, el espacio exterior) pudieron llegar a dónde llegaron por el trabajo duro de miles y miles de personas y de siglos de conocimiento acumulado, no iban al absoluto desconocido, no tuvieron que cruzar extensiones heladas eternas, ni desiertos, ni junglas llenas de peligros. Y esto no les quita mérito, solo representan otra época y otra manera de explorar.
La película es entretenida a rabiar y consigue que una travesía tan larga y aburrida como debió ser resulte en una historia bien contada y que no se hace nada larga.
Echo en falta que pongan las imágenes originales del documental que grabó Thor Heyerdahl aunque sea al final, pero hay que decir que la ambientación es genial y realmente parece que la balsa de la película es la de la travesía. También los efectos visuales de los tiburones y otra fauna que aparece son espectaculares.
La explicación final sobre que le deparó el futuro a cada uno también está genial.
Una buena película para una gran historia.