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España España · Fondo de Bikini
Voto de Bob Esponja:
9
Acción. Ciencia ficción Perseguido por su turbulento pasado, Mad Max cree que la mejor forma de sobrevivir es ir solo por el mundo. Sin embargo, se ve arrastrado a formar parte de un grupo que huye a través del desierto en un War Rig conducido por una Emperatriz de élite: Furiosa. Escapan de una Ciudadela tiranizada por Immortan Joe, a quien han arrebatado algo irreemplazable. Enfurecido, el Señor de la Guerra moviliza a todas sus bandas y persigue ... [+]
16 de mayo de 2015
242 de 320 usuarios han encontrado esta crítica útil
He sobrevivido, he salido indemne del infierno australiano, y aún con la cara llena de polvo y la arena sólo tengo mi cabeza centrada en las sensaciones que me ha dejado el retorno del loco Max a la gran pantalla, una experiencia que tardaré tiempo en olvidar y que se ha terminado convirtiendo en todo un acontecimiento que hace que el eslogan publicitario de “Que gran día” se quede empequeñecido.

La verdad, no sabría por donde empezar. Es lo que tiene salir hiperventilando del cine, las palabras no salen con demasiada facilidad. Fury Road es la película a la que todo “blockbuster” debería aspirar, y muy pocas lo terminan consiguiendo. Y todo esto, aún a sabiendas de que no tiene el mejor guión del mundo, pero es que tampoco desea tenerlo ni lo necesita, le basta tan solo con seguir el legado de "El Guerrero de la Carretera" y en ser aquello de "corre que te pillo" para convertirse en una película que quedará grabada en nuestra memoria. Una cosa está clara, en esta película no solo importa lo que te cuentan sino como te lo cuentan, y ahí George Miller nos coge por los genitales y práctica el sadomasoquismo con nosotros durante las dos horas de metraje.

Es digno de alabanza que una persona de setenta años, que bien podría dedicarse a jugar a la brisca o al tute y vivir de rentas pasadas, tenga el vigor y un pulso más depurado que el 90% de los hoy considerados “directores” que circulan por el Hollywood moderno y aburguesado. Miller ha demostrado que tiene los arrestos necesarios para sentar cátedra de cine ochentero en pleno siglo XXI y que en la vejez ha tenido la valentía de enrolarse en un rodaje apocalíptico que ha terminado convirtiéndose en una auténtica epopeya, que no hacen sino dar aún más mérito al cuidado, mimo y cariño con el que se ha llevado a cabo este proyecto. En tiempos en los que Lucas vende a la “niña de sus ojos” y en los que el “Rey Midas” Spielberg sólo produce mediocridades, el zumbado australiano regresa cual jinete del apocalipsis para dejarnos los pezones como cantaros de leche. Y es que precisamente eso; leche, gasolina, polvo y pezones, los hay a montones en esta película. Al igual que también hay enanos disminuidos, gigantes retrasados, cinturones de castidad, tías macizas vestidas para una fiesta ibicenca y máquinas de la muerte con motores V8 que resuenan en la sala hasta dejarte los tímpanos en rompan filas.

El trabajo de Miller con la cámara ha enterrado y ridiculizado años de cine de acción ofreciendo un abanico de posibilidades nuevas a la hora de narrar y presentando una increíble capacidad para cambiar las reglas del juego a estas alturas. El uso restringido de lo digital a sólo lo imprescindible, sólo lo justo y necesario hace que la maravillosa dirección de Miller sea una delicia visual que además está acompañada por la fotografía de John Seale, la cual podría estar expuesta en el museo de El Prado en forma de cuadro.

Que locura de película. Que ensalada de castañas y explosiones tan brillantemente ejecutadas y personajes para enmarcar. El término “molón” tiene desde hoy un nombre propio y se llama "Imperator Furiosa". Max solo es ese grandioso secundario que pulula por ahí dejando de lado los grandes discursos y dedicándose a eso de “primero dispara y luego pregunta” haciendo gala de su personalidad oscura y pendenciera.

Fury Road dejará en mi retina momentos que jamás serán borrados como esa maravillosa escena con los merodeadores con saltos de moto incluidos que supone una oda a la épica a ritmo de la música de un Tom Holkenborg que desde hoy cuenta con mi beneplácito y bendición para hacer lo que le de la real gana con la nueva música de Batman. Y ese Armagedón final que es la última media hora de película en la que el desenfreno y la adrenalina toman el control de tu cuerpo y hacen que quieras levantarte y aplaudir en el momento del fundido en negro de la pantalla y el encendido de las luces de la sala.

Mad Max Fury Road es un chute de gasolina en las venas de los que amamos el cine y que aún nos presentamos en las salas esperando a que nos sorprendan; y aquí hemos sido recompensados por años y euros perdidos viendo una y otra vez el sota-caballo-rey en el que se ha convertido el cine actual. La espera ha merecido la pena y lo que no tendría perdón de deidad alguna es que os quedéis en casa sin ir a verla en condiciones, porque entonces estaréis siendo participes de la mediocridad y del cine “nenaza” que nos ha tocado vivir.

¿Quién dijo que el cine de acción no puede ser una obra de arte? Miller y su equipo han pintado un cuadro con la cámara. Puro Arte. Puro Cine. Bendita Locura. What A Lovely Day.

No olvide recoger sus genitales antes de salir de la sala, deben de estar bajo la butaca.
Bob Esponja
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