Resulta que Jodie Foster se va casar con Said el de Perdidos. Tristemente, un día que están paseando al perro, unos malnacidos matan a Said y a ella la dejan en coma. Cuando se despierta se ha convertido en una sosías de Charles Bronson, aunque sin bigote. Decide comprar una pistola en el mercado negro pero la pobre se da cuenta de que no tiene ni idea de utilizarla, así que el chino que se la vende le da una clase magistral de 20 segundos que son suficientes para que ella se convierta en una experta pistolera.

Como Jodie Foster cada día se parece más a Michael J. Fox, gestos incluidos, al director le pareció una buena idea que su jefa fuera la novia de Doc en Regreso al Futuro III. Los cinéfilos más sesudos agradecen este tipo de guiños.

Una de las escenas más remarcables de la película es aquella en la que un joven testigo intenta ofrecer un retrato robot de Jodie y le pone la cara de Jennifer Aniston y las tetitas de Kate Moss. Creo que aquí Neil Jordan plasma con extraordinaria lucidez lo desorientado que se encuentra dicho personaje, confusión propia de una etapa tan dificil como es la adolescencia.