No ya las impecables interpretaciones del cuarteto protagonista sino la comedida dirección de un Ettore Scola sereno y con ese aire tan elegante que le caracterizaría en un futuro, hacen de esta película un claro ejemplo del mejor cine italiano de siempre. Cine ideal para aquellos que gustan de que le cuenten historias de familias, amigos, relaciones sociales; con un toque histórico, donde se ve envejecer a sus personajes, donde el futuro es la fecha de redención de la memoria. En definitiva, un cine sosegado;un cine que sólo sabían hacerlo así de bien los italianos (Scola homenajea a varios en esta película) y que muchos echamos en falta.