Una vez más, y a pesar de que en su final dejan un resquicio para un halo de luz al final de ese túnel que iluminan de cine seco y contundente, los hermanos Dardenne entregan otra película donde la realidad social europea deja poco espacio para la esperanza. Fríos (como siempre) en su planteamiento, con unos diálogos donde la duda campa a sus anchas con la sinrazón (ese padre que reniega de su hijo,¿porqué?), la película es otro de sus cuentos morales lleno de crueldad pero, eso sí, con la novedad de incluir aquí a un hada madrina que salva a su excelente protagonista del suelo por el que pisa. Sí, ese niño, junto con la hija del matrimonio en ruinas de "Nader y Simin, una separación" y la niña de la española "Eva", forman el mejor trío protagonista infantil de los últimos años. La película incluye el perdón como solución a la trágica vida de su protagonista. Poco a poco, los hermanos belgas se vuelven menos rebuscados y sí muy concisos a la hora de plantear su narración. Parece que se alejan de Bresson y se van pareciendo a ellos mismos.