Estamos ante una película en la que difíclmente podemos destacar algo positivo.
Tenemos un guión con poca credibilidad y sin ninguna carga emotiva (y eso que el protagonista ha perdido a su familia en un atentado y partir de ahí se desencadena toda la acción!), más que previsible, anunciado incluso.
Algún incauto podría pensar que tratándose de una película en la que aparecen Jeremy Irons y Forest Whitaker, a mi juicio excelentes actores, siempre tendrá algo que se pueda aprovechar, pero se equivocan: el papel del primero, periodista que de la noche a la mañana se transforma en justiciero nocturno, no te lo crees en ningún momento, y el del segundo, típico agente de la CIA, pues no es más que el típico agente de color que pretende tener cierta gracia.

Lo mejor: pffffffff....no sé....se admiten sugerencias

Lo peor: todo lo demás

Conclusión: a menos que la alternativa sea el maltrato de personas y/o animales o ver Gran Hermano, no pierdan su tiempo