Media votos
7,5
Votos
631
Críticas
29
Listas
0
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de Carla road60b:
7
5,4
17.942
Comedia
En el Hollywood de los años 50, uno de los grandes estudios está rodando su película más importante: una gran superproducción de romanos protagonizada por una gran estrella (George Clooney), pero el actor es secuestrado durante el rodaje. Uno de los productores, el resolutivo Eddie Manix (Josh Brolin), tratará de averiguar dónde está y arreglar el asunto antes de que se entere la prensa. (FILMAFFINITY)
25 de febrero de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La última película de los hermanos Coen es toda una sátira del Hollywood de los años 50. A la vez que es una perita en dulce para todos los que amamos el cine desde dentro.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Ésto es importante ya desde el principio. Tenemos a Josh Brolin en el papel de productor-que-lo-soluciona-todo, Eddie Mannix; visionando un primer montaje sobre el que van apareciendo escenas rotuladas tipo falta rodar escena. Yo estaba estallada de la risa porque sé lo que es eso. Sé lo que se siente cuando estás visionando un montaje y ves eso, y me da la risa porque lo entiendo. Pero era la única de la sala riéndose… Vale que me pasa a menudo, y no había mucha gente, peeeeero sí me parece muestra de que tiene un aspecto muy personal en lo que a guiños se refiere. La veo muy dirigida a los que ya estamos dentro y entendemos la industria.
Veo, por otra parte y me duele decirlo, mucho artista y muy poco arte. (La rima no estaba preparada, lo juro). A mí, el papel de Scarlett Johansson, que me lo expliquen; porque no aporta nada a la historia. Representa el papel de Diva de los 50 que tiene que casarse con el actor que dicta el estudio por el bien del cine. Pero ya está. Aparece en dos escenas: una la suya de presentación en la que realiza un número de baile haciendo de sirena; y otro en plan femme fatale ante un pringui del papeleo, Jonah Hill. El cual, por cierto, solo actúa en esa escena y sale en el cartel. No es por defender a Channing Tatum, pero su personaje tiene más peso, sale más y mejor. Hace un escenón de musical de marineros bailando claqué; con una coreografía escrupulosa, repleta de ritmo. Pues en el cartel poco más y ni lo nombran. No lo entiendo.
Eso sí, Ralph Fiennes y Alden Ehrenreich se los meriendan a todos, especialmente este último. Ambos protagonizan la que es, con mucho, la mejor escena de la película. Es absolutamente desternillante, espectacular, brillante. Ojito que Ralph Fiennes solo tiene dos escenas y enmascara a George Clooney; impecable.
Como decía, el que sobresale por encima de todos es Alden Ehrenreich. Su personaje es Hobie Doyle, una estrella del western que tiene que adaptarse para hacer un sofisticado drama; dirigido por el director más importante del estudio, Laurence Laurentz. Luego tiene otro momento muy curioso en el que coge un spaghetti mientras cena y lo utiliza como si fuera un lazo de rodeo. Lo cual es un inteligentísimo juego visual de los spaghetti western.
El argumento de la historia al final es lo de menos. Secuestran a la estrella principal de la película más importante del estudio, y hay que rescatarlo. Pero ¿quién iba a querer secuestrar a la superestrella de una película de romanos, Baird Whitlock? Los comunistas. Me da la risa solo de escribirlo, casi lo podía predecir, maldita sea. Son un grupo de guionistas hartos de que los beneficios y el prestigio se los lleven otros; mientras que el germen de las películas sale de su imaginación.
Ésto es una realidad que sigue sucediendo. Lo de los guionistas, no lo de los secuestros. Los Hermanos Coen hicieron algo muy bonito con ¡Ave, César! a modo de protesta. Porque ellos son cineastas de verdad, escriben, producen y dirigen sus películas. Por lo que pueden permitirse el lujazo de tirar de ironía para elogiar y criticar a partes iguales a la industria.
Pena me da decir que los clichés, los guiños, los gags, el claqué, los números musicales, el tema de los comunistas…todo ello funciona muy bien por separado. Pero el conjunto, para mí, flojea. El conflicto se resuelve de una forma muy tibia. Como decimos en sonido, le falta punch.
Veo, por otra parte y me duele decirlo, mucho artista y muy poco arte. (La rima no estaba preparada, lo juro). A mí, el papel de Scarlett Johansson, que me lo expliquen; porque no aporta nada a la historia. Representa el papel de Diva de los 50 que tiene que casarse con el actor que dicta el estudio por el bien del cine. Pero ya está. Aparece en dos escenas: una la suya de presentación en la que realiza un número de baile haciendo de sirena; y otro en plan femme fatale ante un pringui del papeleo, Jonah Hill. El cual, por cierto, solo actúa en esa escena y sale en el cartel. No es por defender a Channing Tatum, pero su personaje tiene más peso, sale más y mejor. Hace un escenón de musical de marineros bailando claqué; con una coreografía escrupulosa, repleta de ritmo. Pues en el cartel poco más y ni lo nombran. No lo entiendo.
Eso sí, Ralph Fiennes y Alden Ehrenreich se los meriendan a todos, especialmente este último. Ambos protagonizan la que es, con mucho, la mejor escena de la película. Es absolutamente desternillante, espectacular, brillante. Ojito que Ralph Fiennes solo tiene dos escenas y enmascara a George Clooney; impecable.
Como decía, el que sobresale por encima de todos es Alden Ehrenreich. Su personaje es Hobie Doyle, una estrella del western que tiene que adaptarse para hacer un sofisticado drama; dirigido por el director más importante del estudio, Laurence Laurentz. Luego tiene otro momento muy curioso en el que coge un spaghetti mientras cena y lo utiliza como si fuera un lazo de rodeo. Lo cual es un inteligentísimo juego visual de los spaghetti western.
El argumento de la historia al final es lo de menos. Secuestran a la estrella principal de la película más importante del estudio, y hay que rescatarlo. Pero ¿quién iba a querer secuestrar a la superestrella de una película de romanos, Baird Whitlock? Los comunistas. Me da la risa solo de escribirlo, casi lo podía predecir, maldita sea. Son un grupo de guionistas hartos de que los beneficios y el prestigio se los lleven otros; mientras que el germen de las películas sale de su imaginación.
Ésto es una realidad que sigue sucediendo. Lo de los guionistas, no lo de los secuestros. Los Hermanos Coen hicieron algo muy bonito con ¡Ave, César! a modo de protesta. Porque ellos son cineastas de verdad, escriben, producen y dirigen sus películas. Por lo que pueden permitirse el lujazo de tirar de ironía para elogiar y criticar a partes iguales a la industria.
Pena me da decir que los clichés, los guiños, los gags, el claqué, los números musicales, el tema de los comunistas…todo ello funciona muy bien por separado. Pero el conjunto, para mí, flojea. El conflicto se resuelve de una forma muy tibia. Como decimos en sonido, le falta punch.