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España España · malaga
Voto de alcaide:
6
Thriller Un inmigrante, mitad checheno y mitad ruso, llega a la comunidad islámica de Hamburgo reclamando la herencia de su padre. A partir de ese momento despierta el interés de las agencias de seguridad alemana y norteamericana, que están decididas a averiguar cuál es la verdadera identidad de ese hombre: si se trata de una víctima oprimida o de un extremista con tendencias violentas. (FILMAFFINITY)
17 de septiembre de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Existe una relación un tanto aséptica entre el cine de espionaje y el público, basta con pulsar los bostezos y la incomodidad del respetable en la sala oscura para darse cuenta de esa realidad, algo que por otro lado resulta habitual en propuestas de un género tan propenso a ritmos de marcado carácter contemplativo.

Bajo ese prisma, el holandés Anton Corbijn se postula como el director ideal para acometer la adaptación de una novela de John Le Carré, un autor experto en tales menesteres, que en esta ocasión presenta una historia plena de actualidad, situada en ese nuevo telón de acero forjado entre occidente y el mundo islámico tras la caída de la Torres Gemelas.

Un trabajo cocinado a fuego lento, que busca la tensión en los diálogos y en las malogradas relaciones de cooperación entre las diferentes agencias de defensa, por encima de la propia acción del film, lo que la acerca a formas políticas que provocan aún una mayor densidad en el contenido de la obra.

Entre los puntos a su favor, destacar el tratamiento estético que Corbijn, reputado fotógrafo, imprime al acabado del film, y que convierten a la ciudad alemana de Hamburgo en otro protagonista de la trama, bien focalizado a través un filtro opaco muy adecuado para el tono de negrura que muestra su argumento.

Por contra, cierta debilidad en los secundarios, y los vínculos que entre ellos se establecen, hablamos de buenos actores como Robin Wright o Willem Dafoe, o incluso Rachel McAdams, pero la sensación que sus personajes desprenden son más bien difusas, perdidas en una maraña conspiranoica que solo parece saber sujetar su actor principal.

Es por eso, y como no podía ser menos, que la última reflexión debe quedar destinada a ensalzar la figura de Philip Seymour Hoffman, que nos dejaba huérfanos de su talento el pasado 2 de febrero. Günther Bachmann supone su último papel como protagonista, y nuevamente, su implicación alcanza niveles de superior calidad, en esa linea de sobriedad y contención que le habían convertido, por derecho propio, en uno de los mejores interpretes del cine moderno.

Las declaraciones sobre su participación en este hombre más buscado, expuestas a continuación, prácticamente se han convertido en un involuntario testamento personal.

"Es una de las experiencias más satisfactorias que he tenido en mi carrera"

Descanse en paz.
alcaide
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