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España España · malaga
Voto de alcaide:
6
Drama Narra la historia real de cómo el pequeño Saroo Brierley, con tan sólo cinco años, se montó solo en un tren para, dos días después, perderse en las calles de Calcuta, a miles de kilómetros de casa. Tras un largo periplo acabó siendo adoptado por una pareja australiana. Veinticinco años después, con la única ayuda de Google Earth, Saroo intentará encontrar a su familia biológica... (FILMAFFINITY)
30 de enero de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que exótica, y a la vez ajena, nos resulta la cultura hindú, un mosaico de luz y color, que poco a poco, va dejando lugar a visiones más certeras, que destapan preocupantes realidades en un país, cuyas arraigadas costumbres evidencian terribles fracturas sociales, que suelen tener como víctimas, como sucede siempre en estos casos, a los grupos de edad con mayor riesgo de exclusión.

Basada en un hecho real, acontecido a mediados de los ochenta del Siglo Pasado, cuenta la historia de Saroo, un niño hindú que con ta solo cinco años, y por avatares del destino, se perdió de forma desafortunada en Calcuta, a cientos de kilometros de su hogar, siendo acogido posteriormente por una familia australiana.

El film supone el debut en el largometraje de Garth Davis, a partir de la novela del propio Saroo Brierley, sobre el que se escenifican dos partes muy bien diferenciadas, que transitan desde la pérdida infantil, hasta el reencuentro, a través de un personaje, para el que en su versión adulta, pone rostro un extraordinario Dev Patel, en una aparición que se produce pasado el meridiano de la cinta, y que funciona como evidente marcador, destinado a separar ambos espectros argumentales

Es precisamente en ese punto, donde el trabajo de Davis pierde el brío y gran parte de los hallazgos de su arranque, bien apuntalado con largas transiciones, y una mirada limpia y creíble, la de Sunny Pawar, de apenas 5 años de edad, que se desconecta en gran medida, una vez se altera el paisaje en constante peligro de su India natal, por el mucho más convencional y paradisíaco entorno australiano.

Instalada justo es esa convencionalidad, los diálogos y los conflictos emocionales van tomando el control de la obra, mientras el rugido de este León se amortigua, algo perdido en ese mapeado de Google Earth, y en relaciones personales estiradas e influenciadas por el trauma que maneja su protagonista.

De los apartados técnicos, destacar la adecuada partitura de Volker Beltermann y Dustin O’Halloran, así como el trabajo de fotografía de Greig Fraser, especialmente esforzado para contener ese torrente visual que ofrecen ambas latitudes, sin por ello dejar de capturar la belleza del paisaje.

Completan el reparto, la siempre insuperable Rooney Mara, que incluso en el plano secundario se las arregla para brillar, dando nuevas muestras de su sobrado talento, y Nicole Kidman, que vuelve a casa para interpretar a esa sufrida, pero a la vez equilibrada, madre de acogida, en un intento notable por alejar a ese fantasma quirúrgico que por momentos, estuvo a punto de hundir su carrera profesional.

Finalmente, la recomendación del film va destinada a todos aquellos que disfruten con el drama en su máxima expresión, para el resto, y pensando sobre todo en los más cinéfilos, este viaje se plantea mejor solo con el billete de ida, sencillamente porque para soportar el regreso, cargado de lacrimógena nobleza, preferíamos habernos quedado con ese discurso espacial sobre la desigualdad y la pobreza, planteado en su brillante tramo inicial.



<Lee esta crítica, y muchas más, en Fusion-Freak.com>
alcaide
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