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España España · malaga
Voto de alcaide:
7
Terror Nueva Inglaterra, 1630. Un matrimonio de colonos cristianos, con cinco hijos, vive cerca de un bosque que, según las creencias populares, está dominado por el mal. Cuando el hijo recién nacido desaparece y los cultivos no crecen, los miembros de la familia se rebelan los unos contra los otros: un mal sobrenatural les acecha en el bosque cercano. (FILMAFFINITY)
12 de mayo de 2016
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Existe una nueva tendencia dentro del cine de terror, en la que se acepta, de forma natural, la existencia de películas de corte más independiente, gracias en parte al éxito de productoras como La Blumhouse, división de la poderosa Universal, que ha mostrado el camino a seguir, con una serie de títulos cuyo presupuesto inicial no excede de los 10 millones de dólares, cantidad irrisoria en un Hollywood, en el que se suelen manejar cifras mareantes en lo que a cine de entretenimiento para el gran público se refiere.

Bajo ese deseado estigma, aunque con una vocación de autor bastante más pronunciada, bien expuesta a través de un escenario natural minimalista, que combina austeridad con un potente retrato psicológico de los personajes, se presenta este cuento folclórico de Nueva Inglaterra, historia basada en toda serie de leyendas y temores, acontecidos con la llegada de los peregrinos británicos a nuevo mundo a principios del Siglo XVII, e incluso en eventos registrados durante décadas, por los primitivos tribunales norteamericanos de una época, en la que la superstición y la brujería, eran aceptados como hechos probados por una sociedad sumamente estricta y temerosa de Dios.

Avalada por la crítica, y tras su triunfal paso por el festival de Sundance, donde se ha alzado con el premio al mejor director, ese es sin duda el mayor triunfo de La Bruja, el meticuloso ejercicio de estilo de Robert Eggers tras la cámara, que además, incluye un complejo trabajo de recopilación como guionista, cuyo principal objetivo, es hacer participe al espectador de su malévolo plan, utilizando iconos muy reconocibles de la cultura anglosajona, presentes en la sociedad occidental gracias al proceso continuo de americanización al que estamos sometidos, lo que hace que asumamos como propias muchas de las referencias presentes a lo largo del metraje.

Para extender de forma progresiva su aliento maligno sobre el espectador, Eggers recurre sabiamente a una fotografía tenue y apagada, cercana al blanco y negro, y a una serie de piezas musicales realmente perturbadoras, que componen un poderoso mosaico, rematado por un reparto de actores más bien desconocidos, que cumplen de forma muy holgada su cometido, expresando con solvencia esa extenuación que provoca el estar sometidos, de forma tan aterradoramente consciente, a la propia destrucción de su núcleo familiar.

Cimentada sobre una construcción narrativa en continua tensión, el film compone su grandeza en la riqueza de los detalles, muchos de ellos trazados en sutiles y absorbentes pinceladas, fabricando un discurso verdaderamente notable sobre el propio carácter del miedo, un aspecto que reside inherente a la propia condición del ser humano, presentado aquí en su forma más oscura y ancestral.

Finalmente, y como recomendación, quizá haya que avisar a los que simplemente busquen una película de terror al uso, el cine de autor siempre juega en una división bastante más compleja, y requiere un paladar algo exquisito, por lo que puede que muchos se sientan decepcionados con un film, cuya intención, situada en las antípodas de lo comercial, es perdurar en el subconsciente de todos aquellos que acepten el reto de acercarse, con la mente despejada, a tan complejo y memorable relato.


<Lee esta crítica, y muchas más, en Fusion-Freak.com>
alcaide
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