Siete años después de la magnífica "La caja 507", el director Enrique Urbizu vuelve al terreno que más le gusta, el policiaco, de personajes bien trazados, negrísimo, un tipo de cine que tiene al director bilbaino como único representante patrio.

Su encanto y su mérito radican justamente en la dificultad que supone que sea un género sin tradición en nuestro país, por suerte Urbizu lo maneja con una habilidad pasmosa, atiende con respeto a los clásicos, pero sobre todo, tiene la enorme suerte de contar con un José Coronado en estado de gracia, toda suerte de personaje turbio donde los haya, de pasado tan oscuro, que ni se mencionan los porques de su calamitoso estado, "a mi no me quiere nadie" sentencia, en la mejor frase de la película.

Es inevitable recordar a su policía retirado de "La caja 507", es como si aquel Rafael Mazas fuera este Santos Trinidad, en el caso de que no hubiera dejado el cuerpo y se hubiera corrompido estando en el.
Surge un paralelismo inevitable con "Scarface" y "Carlito,s Way" de Brian De Palma, el personaje de Tony Montana y su evolución a Carlito Brigante, impecablemente interpretados por Al Pacino, es lo que Urbizu parezca tener presente a la hora de volver a juntar sus pasos con Coronado.

Sobre el argumento hay que avisar de que acaba resultando algo difuso, se agradece su poso tranquilo, de acción contenida, indispensable para este tipo de trama, pero argumentalmente deja un regusto menos convincente que su antecesora, quizá porque utiliza un estilo más impersonal y de poca profundidad dramática.

Aún así es el tipo de cine que debemos apoyar, sin duda que este es el camino para que nuestro cine consiga hacerse grande y competir en un mercado que le da la espalda tanto a nivel nacional como internacional, por desgracia, me temo que Urbizu es de esas gotas contadas en nuestro océano fílmico.