Martin Scorsese tenía un plan, hace ya unos pocos años que el director había abandonado claramente su reconocible estilo, para aparentemente acomodarse en trabajos más convencionales, faltos de la garra que le había caracterizado durante tantos años.

Casino (1995) se puede considerar el testamento con su cine original, y "El Aviador" (2004), film injustamente infravalorado, el primer antecedente de esa idea de cambio que bullía en la cabeza del realizador y que tan bien ha plasmado en "La invención de Hugo".

Si bien la biografía sobre Howard Hugues era una excusa para hacer un homenaje al cine de Hollywood en su época dorada, Hugo supone una ofrenda de incalculable magnitud al mundo del Séptimo Arte, Scorsese justifica su cambio de dirección con esta emotiva y magistral carta de amor cinéfila, como se dice en algún momento del film, todos debemos tener un objetivo en la vida, y el director neoyorkino, a sus 70 años, ha sabido reinventarse y sorprender incluso a quienes ya no tenían fé en el.

La grán duda con este film era ver a Scorsese en un género tan imposible para el como es el cine infantil, reconozco que incluso yo tuve serias dudas de lo que Hugo podía llegar a ser, una vez visto su trabajo, no queda más remedio que rendirse a la evidencia, si antes hablabamos de justificar, en este film se magnifica el termino, era imposible hablar de los orígenes del cine sin hacerlo bajo la mirada de un niño, esa edad que engrandece cualquier pequeño detalle que los adultos pasamos por alto, una idea que se transmite al espectador con entusiasmo y claridad, un tesoro para todos los públicos, factor este, que supone otra de sus incontestables virtudes.

Hugo se articula en torno a la figura a Georges Méliès, padre fundador de eso de hacer películas, maestro indiscutible del ilusionismo, en una época en que solo se pensaba en poner la cámara y grabar sin más, el supo innovar y atreverse a contar historias de fantasía, su "Viaje a la Luna" (1902), es su trabajo más reconocible, y Scorsese se preocupa de dejarlo bien claro, venerando la cinta durante todo el metraje.

Los actores a la altura y bien escogidos, sobre todo los niños, tarea complicada siempre la de acertar en ese sentido, el respaldo de un peso pesado como Ben Kingsley ayuda, su Méliès es otro personaje para el recuerdo del que por derecho propio es uno de los mejores actores contemporáneos.

En los apartados técnicos destacar a Dante Ferreti en el diseño de producción, su trabajo en la escenografía, sobre todo en las partes en las que se recrean los rodajes de Méliès es magistral, Howard Shore también destaca con su adecuada BSO.

(Continúa en "Spolier", sin desvelar nada, es por falta de espacio)