Impensable imaginar otro director para JFK, el conspiranoico y excelente director Oliver Stone nos regala un film a la altura del hecho que narra.
Lo hace con un reparto de lujo, es digno de estudio ver a actores tan grandes y tan adecuados a los papeles que interpretan, otro acierto din duda.
En la parte interpretativa cabe destacar a Donald Sutherland en una aparición estelar y vibrante, de apenas 5 minutos y que da la mejor clave de toda la película.

Todo en ella funciona bien, pero lo que la hace grande y diferente es que, posiblemente, tiene uno de los mejores montajes, sino el mejor, de la Historia del Cine.
Elemento este digno de ser enseñado en las escuelas del Séptimo Arte, un auténtico espectáculo para cualquier cinéfilo que se precie.
En el apartado técnico también destacar la magnífica BSO del maestro John Williams.

El único reproche que se le puede hacer es que se deje llevar por cierto patriotismo barato en algún momento de su metraje, perdonable si entendemos que lo provoca acercarse a una figura tan mítica y admirada por su país, aún más engrandecida por la tragedia.
En cualquier caso el proceso deductivo de los hechos esta perfectamente planteado, con un pulso firme y enérgico, nos muestra todas las posibilidades y nos hace partícipes del hecho con absoluta maestría.

Una Joya.