Que difícil resulta encontrar productos decentes de Fantasía Épica, un género que apenas puede contar con los dedos de una mano, las producciones con verdadero tono solemne, viniendo siempre a la cabeza dos títulos recurrentes, 'Excalibur' (1981), y 'Conan el Bárbaro' (1982), dos joyas generacionales, de la que surgieron infinidad de subproductos de serie b, que en parte, anularon la posibilidad de mantener ese estilo ganador.

Ambientada en el Siglo VIII, donde las costumbres paganas están desapareciendo ante el avance del cristianismo, y con el ejército franco de Carlomagno atravesando los Pirineos, el líder del valle, pide ayuda a una diosa ancestral para hacerles frente. 'Irati' es el último trabajo de Paul Urkijo, responsable de algunos cortometrajes tan magistrales como 'Dar-Dar' (2020), y del que era su único largometraje hasta la fecha, 'Errementari' (2017), una más que sorprendente ópera prima de fantasía y terror, dotada de unos asombrosos efectos especiales.

Bajo el lema 'Todo lo que tiene nombre existe', Urkijo plantea un escenario de brujería, entre lo costumbrista y lo ancestral, con un tono épico inicial que pronto deja paso al misticismo, y una profunda carga religiosa, que controla, a veces como excusa de la mera ambición en las luchas de poder, el desarrollo de una historia tan hipnótica como enérgica.

Rodada en escenarios naturales, a Urkijo le sobra entusiasmo, pero además sabe transmitir la fuerza de los espacios que recorre con la cámara, con un excelente trabajo de iluminación, sobre todo en interiores, y unos convincentes diseños generados por ordenador, que lejos de restar o resultar excesivos, enriquecen el concepto mágico y mitológico que porta la cinta, que además puede presumir de una banda sonora potente, tradicional y adecuada.

Del reparto, señalar el buen nivel de implicación de sus actores, en especial de sus protagonistas, Eneko Sagardoy y Edurne Azkarate, los cuales exploran junto al realizador una química nada forzada, al tiempo que se apoyan en los secundarios mas veteranos, los cuales resultan igualmente convincentes y bien escogidos para sus diferentes perfiles.

Este es un film con denominación de origen, un asunto vasco, rodado íntegramente en ese idioma, por un equipo del lugar, y un director que quiere de algún modo, mantener vivas las leyendas de su tierra, universalizándolas mientras bullen en su cabeza, y cito palabras textuales, un sinfín de monstruos y folklore autóctono al que le gustaría dar rienda suelta en el futuro.

Finalmente, y como pequeño reproche, quizá le habría venido mejor un grado menor de misticismo, en favor de mantener algo más de la épica inicial, pero eso no quita estar ante un trabajo genuino, de esos que permite que podamos sacar pecho más allá de nuestras propias fronteras, recuperando además parte de la esencia de un género algo pródigo, al que indudablemente le hacen falta más títulos como 'Irati', para recuperar aquel no tan lejano entusiasmo de antaño.


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