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España España · malaga
Voto de alcaide:
7
Drama Biografía sobre el pintor británico, J.M.W Turner (1775-1851). Artista reconocido, ilustre miembro de la Royal Academy of Arts, vive con su padre y su fiel ama de llaves. Es amigo de aristócratas, visita burdeles y viaja frecuentemente en busca de inspiración. A pesar de su fama, también es víctima de las burlas del público y del sarcasmo de la sociedad. Profundamente afectado por la muerte de su padre, decide aislarse. Su vida cambia ... [+]
22 de diciembre de 2014
3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
El británico Mike Leigh se ha sentido siempre muy cómodo en el particular terreno del cine independiente, y con algo más de treinta años de carrera a sus espaldas, hasta para afrontar una producción de época, basada en los últimos años de vida del pintor Joseph Turner, el compromiso con ese estilo resulta irrenunciable.

Conviene en ese sentido avisar sobre el carácter del film, el habitual tono estricto de Leigh como guionista, se extiende a una apariencia visual igualmente inflexible, que en ningún caso obedece a ninguna forma convencional, ni ofrece grandes tópicos sobre el proceso creativo, algo que por otra parte, suele ser lo esperado en este tipo de biografías.

Todo ello aderezado con un tradicional discurso cáustico marca de la casa, que salpica la cinta con una muy destacada e incomoda crudeza sentimental, pero no olvida la condición del personaje al que retrata, encontrando momentos de gran belleza estética, como la que da pie a la construcción de "El Temerario remolcado a dique seco", uno de los cuadros más recordados de Turner, o las escenas de entusiasmo en la Royal Academy, el único espacio donde el pintor se muestra realmente eufórico.

Señalar en los apartados técnicos la fotografía de Dick Pope, otro habitual del realizador, y la cuidada ambientación del Londres Victoriano, así como de los escenarios naturales, retratados con esa viveza pictórica tan necesaria para dotar de convicción a la obra.

Otro de los aciertos del film, reside en saber hacer participe al espectador de la mirada de Turner en su búsqueda de paisajes, unas pinceladas sutiles que arrojan algo de luz, sobre las omnipresentes sombras dramáticas que planean sobre la figura de un genio incapaz de conciliar el arte con la insoportable banalidad de la vida cotidiana.

Imposible no subrayar la brillante composición de Timothy Spall como protagonista, el actor pone su grotesco físico al servicio de una causa, que le ha valido alzarse con el premio de interpretación en el Festival de Cannes, en la que es su sexta colaboración con Leigh, y que en palabras de ambos, ha sido un minucioso proceso de siete años para elaborar al personaje.

Cine de gran calidad, que articula su discurso de manera autónoma, y al que no conviene concurrir con un estado de ánimo decaído, ya que sus 150 minutos de metraje pueden asolar a los más incautos. Para el resto de paladares selectos, Mr. Turner supone uno de los momentos fílmicos más gozosos del año.


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alcaide
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