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España España · malaga
Voto de alcaide:
7
Ciencia ficción. Aventuras. Acción. Drama Tras los sucesos de la primera parte acontecidos en el planeta Arrakis, el joven Paul Atreides se une a la tribu de los Fremen y comienza un viaje espiritual y marcial para convertirse en mesías, mientras intenta evitar el horrible pero inevitable futuro que ha presenciado: una Guerra Santa en su nombre, que se extiende por todo el universo conocido... Secuela de 'Dune' (2021). (FILMAFFINITY)
1 de marzo de 2024
4 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
'En estos tiempos la sustancia más apreciada del universo es la especia melange, especia que extiende la vida, especia que expande la consciencia, la especia es vital en los viajes espaciales, la cofradía del espacio y sus navegantes, a quienes la especia ha venido mutando durante cuatro mil años, utilizan el gas de especia naranja, que les confiere la facultad de plegar el espacio, es decir, de viajar a cualquier lugar del universo sin necesidad de moverse'

Tras hundirse hasta las rodillas en la arena del planeta Arrakis, pero salir sustancialmente airoso, Dennis Villeneuve acomete la segunda mitad del Dune de Frank Herbert con el impulso necesario, y la garantía de haber enfocado un texto tan insondable e inabarcable, con el acierto necesario, sin abandonar ese carácter de odisea megalómana que contiene tan particular tótem de la ciencia ficción, y haciendo frente sobre todo, al carácter maldito que la obra contiene como adaptación.

Como segunda mitad, la cinta mantiene claros los conceptos, la política, el fanatismo, los peligros de la conolización, el catastrófico impacto medioambiental, son entre otros, argumentos universales siempre de actualidad, para los que el realizador canadiense ha vuelto a contar con el guionista Jon Spaiths, en un mano a mano que prescinde de Eric Roth, presente en el primer segmento, pero que aún así mantiene aspectos básicos de la obra de Herbert, tales como la constante amenaza del fracaso.

Una de las mayores virtudes de Dune, ha sido el mostrarse siempre como un vistoso lienzo en blanco, sobre el que poder desarrollar algunas variaciones sobre la propia novela, dada la complejidad de muchos de sus pasajes, un matiz que debe traer siempre a la memoria, el esfuerzo titánico de ese inclasificable genio llamado Alejandro Jodorowski, que ya a mediados de los setenta intentó llevar acabo la odisea sin éxito, culminando la que sin ningún género de dudas, es la película más influyente de la historia del cine, pese a que, y como puede verse en el sensacional documental 'Dune de Jodorowski' (2013), nunca llegó filmarse, aunque si consiguió preñar con su cautivadora imaginación, a la mayoría de películas de fantasía de finales de los setenta, los ochenta, e incluso más allá.

El carácter frío e impersonal de Villeneuve, vuelve a sentarle bien a una historia, que en palabras del propio realizador, debe verse como una experiencia sensorial e inmersiva, mientras que el poderoso aparato visual se ocupa del resto, justo en ese punto donde el canadiense tiene buena mano, como visionario portador y responsable de escenas verdaderamente deslumbrantes, que igualmente aprovechan el enorme impulso técnico, en aspectos como la más que inspirada batuta de Hans Zimmer, o el excelente trabajo de Greig Fraser en la fotografía, dentro de un concepto artístico que cuida especialmente el diseño de producción, el sonido, el vestuario, y en general todos esos factores determinantes para que una producción de tales características, tan dependiente de lo visual, luzca de manera convincente.

Algún destello de las ideas originales con las que Jodorowski interpretó la historia de Paul Atreides, parece haber intrigado a los responsables del film actual, en concreto lo de desvestir del carácter mesiánico a Muad'dib, o al menos amortiguar su impacto, más allá de su lógico liderazgo, algo que añade seriedad y consistencia a un relato, que si bien a veces avanza algo atropellado, por inabarcable, consigue asentar sus conceptos también en lo inmaterial, que de lo material ya se ocupa su fastuoso fondo de armario.

Cabe destacar, que esta segunda mitad no requiere ya de la presentación de personajes, pese a añadir a los que faltaban, aquel atasco en la amalgama de caracteres de la cinta anterior, queda superado para el espectador y permite al realizador alcanzar mejores cotas de solemnidad, gracias a que algunos factores como la ambición o el terror, casi todos derivados del espectro Harkonnen, que se quedaron algo desdibujados en el capítulo inicial, cobran aquí mayor relevancia, mejor expuestos sobre la base de una historia que no hay que olvidar, esta ambientada más allá del año 10.000, y está sujeta a profundas raíces ético filosóficas.

Con la vista puesta en los clásicos, es casi obligatorio que la mitología del conflicto en Dune, transporte al espectador a las mejores batallas fílmicas de antaño, algo que por otra parte, es una de las intenciones declaradas por el propio realizador desde los orígenes de la producción anterior, y uno de los verdaderos triunfos del Dune de Villeneuve, una vez se pueden contemplar ambas mitades como un todo, sin el carácter inconcluso que portaba la cinta predecesora, algo indigesta en sus conclusiones, por cierto exceso de apático misticismo, que ahora encajan mejor por el lógico compromiso del protagonista con los Fremen, los autóctonos pobladores de Arrakis, legítimos propietarios de sus secretos y recursos.


(Continúa en la Zona Spoiler, sin spoilers, por falta de espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
alcaide
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