Este film australiano fue la presentacion para el gran público (me incluyo) de Geoffrey Rush, que realizó una labor admirable. Tanto es así, que se come gran parte de los méritos de la película. (Luego no volví a verlo en otro papel tan agradecido como este). Es una buena historia, basada en la vida del pianista David Helfgot, quien pasó buena parte de su vida recluído a causa de los desequilibrios mentales que le provocó un padre por demás severo y perfeccionista. Luego la vida y una buena mujer lo ayudarán en su resurrección al mundo de la música clásica. Tiene tal vez algún que otro golpe bajo, pero también escenas que para mí siguen siendo inolvidables, como la de David bajo la lluvia queriendo entrar en un barcito, y cómo posteriormente se gana el derecho a ser el "número vivo de la casa" tocando el piano para los parroquianos. Muy recomendable.