Así es, haciendo uso del cantito tribunero por excelencia de los estadios rioplatenses, digo que a esta película hay que ponerle mucha garra, mucho corazón y mucho huevo para creérsela. Es que la historia en sí no es mala, tiene su gancho y nos demuestra que aquello que en la Argentina llamamos menottistas vs. bilardistas tampoco es un invento patrio (ay, tampoco eso!!), sino una historia mas vieja que la escarapela. Brian Clough, personaje mediático y bocón si los hay (de la época que no existía la palabreja "mediático") es atractivo y está bastante bien interprado por el bueno de Michael Sheen. Timothy Spall hace un Peter Taylor mas que correcto. Pero el problema está en el resto de la historia. Todavía no puedo creer que los ingleses no tengan un presupuesto digno como para hacer una película de este tipo: ¿de dónde sacaron a los jugadores, de un circo de variedades? Acepto que los tiempos han cambiado, que las indumentarias aquellas no son las mismas de hoy, que los físicos no eran tan trabajados y las canchas tal vez no serían los "greens" de la actualidad, pero ¡¡¡muchachos!!! hay escenas que parecen hechas por la troupe de quinto año del secundario de un colegio de mediopelo (Ver spoiler). En definitiva, una película para futboleros muy futboleros y con gran "ánimus crédulus" (latinismo inventado por mí). Gracias, buenas noches.