Había leído algunas críticas fuertes contra esta película, así que estaba con un cierto preconcepto negativo. Pero debo decir que aquello de lo que se la acusaba (diálogos obvios, exceso de explicaciones, lugares comunes dramáticos y demás lindezas) no me resultaron tan nítidos, o tal vez la historia me atrapó lo suficiente como para sumergirme en ella y pasar por alto esos errores. El hecho es que un par de segundos antes de que aparezcan los créditos en pantalla me quede colgado pensando: esto es tan denso, tan duro, tan desesperanzado como aquella película "Belleza americana".. Y ¡voilá!, en eso aparecieron sobre fondo negro las letras blancas: "Sam Mendes", y me dije "claaaaaroo.."

Es una buena película, están muy bien los dos protagonistas, la historia nos invita a reflexionar y a ver cómo entre los cincuentas y los noventas cambiaron muchísimo las maneras, las formas, las capas superficiales de esa cebolla que es nuestra vida, nuestras elecciones, nuestros mas íntimos y sagrados deseos. Cambiaron los modelos familiares, el trabajo, las relaciones con amigos y vecinos, pero adentro, la cebolla es siempre una cebolla, y.. ¿qué hacemos con ella?: American Beauty y Revolucionary Road nos lo pregunta y coloca la cebolla delante de nuestras narices. Y esto puede que no nos guste, que sea indigesto y pesado para el alma. Por eso mi título.

P.D.: Anoten el nombre de Michael Shannon: el "loquito" en la película. Creo que es algo serio.