De Jodie Foster poco se puede decir que no se haya dicho ya, de niña prodigio en la excepcional “Taxi Driver” (vaya forma de iniciarse en esta maravillosa locura llamada cine) a su inolvidable Clarice de “El Silencio de los Corderos” o sus colaboraciones con grandes directores de la talla de Spike Lee, Robert Zemeckis, David Fincher, Roman Polanski o Jean-Pierre Jeunet, siempre se ha desenvuelto frente a las cámaras con el saber hacer de las grandes, con una presencia escénica y una capacidad camaleónica y empática apabullante.

En su faceta como directora se ha mostrado arriesgada, valiente y por momentos incluso casi indie, en este film que nos ocupa “El Castor” lo ha apostado todo con una temática espinosa, delicada y enfocada desde un punto de vista absurdo y surrealista, es una obra negra, negrísima, de carácter poco amable y con mucha mala leche. Destila sensaciones muy fuertes no aptas para cualquier espectador lo que la convierte en una experiencia áspera y de difícil digestión.

Podemos afirmar que “El Castor” es una película valiente, tanto que por momentos casi se fagocita así misma con esa intención de ser diferente, se le vislumbran unos trazos realmente interesantes que hacen que valga la pena seguir la historia con atención, en especial por las solventes actuaciones de su dúo protagonista, a destacar un Mel Gibson rehabilitado para la causa que sostiene la película de una manera elogiosa a todas luces.

La trama secundaria nos la presentan Jennifer Lawrence y el tristemente desaparecido Anton Yelchin que destilan pura naturalidad y transmiten en cada gesto, en cada mirada… gran química la que tienen estos dos y una pena no poder disfrutar más en el futuro de la presencia del joven actor.

Sin profundizar mucho en la historia (creo que ya se ha hablado largo y tendido sobre ella) diría que “El Castor” es una película no opta para todos los paladares cinéfilos y que como producto Kamikaze que es recomendaría pero con reservas, aunque solo por ver una interpretación tan desgarradora como la de Gibson hay que darle una oportunidad.