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Voto de Luke_Cage:
8
Thriller. Drama Madrid, verano de 2011. Crisis económica, Movimiento 15-M y millón y medio de peregrinos que esperan la llegada del Papa conviven en un Madrid más caluroso, violento y caótico que nunca. En este contexto, los inspectores de policía Alfaro (Roberto Álamo) y Velarde (Antonio de la Torre) deben encontrar al que parece ser un asesino en serie cuanto antes y sin hacer ruido. Esta caza contrarreloj les hará darse cuenta de algo que nunca ... [+]
18 de julio de 2017
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me encanta esta nueva tendencia que está tomando el cine español en los últimos tiempos cuya máximo epítome es “La isla mínima” y más recientemente la excelente “Tarde para la ira” y esta que nos toca “Que Dios nos perdone”. Por fin parece que por lo menos una parte del sector se está dedicando a hacer lo que mejor se nos da, contar historias, pequeñas, con sustancia, cocidas a fuego lento y con unos matices propios del cine más indie y transgresor. Podemos afirmar por lo tanto que contamos con una serie de thrillers de lo más interesante que pueden llegar (y llenar) al espectador de más de una forma.

La historia tiene un marco histórico muy concreto, Madrid, verano de 2011, o lo que es lo mismo una fluctuación de acontecimientos que nos acercaron al infierno en la tierra, temperaturas asfixiantes, la visita del Papa, los movimientos del 15-M que aún coleaban con ilusión y espontaneidad. Todo este escenario conforma un caldo de cultivo ideal para un film en el que los grises lo son todo y donde la falta de espacios abiertos y casi se podría decir que de aire es la tónica habitual. Madrid por supuesto es un personaje más (tirando de tópico) y se ve reflejada todas esas calles castizas del centro, angostas, oscuras y en algunas ocasiones pobladas del lumpen más costroso de toda la ciudad.

En esta situación conviven los personajes principales de la película, dos inspectores de policía que investigaran varios sucesos que apuntan a un asesino múltiple que disfruta destrozando (literalmente) ancianas.
El estudio de personajes es ejemplar, además de contar con material más que interesante para hacerlos atractivos hay que saber reconocer que tanto Antonio de la Torre como Roberto Álamo están inmensos, colosales, brillando con luz propia en una marea de sangre, alcohol, violencia y sentimientos encontrados.

La historia por supuesto es cruda, antipática por momentos, cruel y tremenda, con una reflexión bastante interesante sobre los límites de la condición humana donde una fina línea nos separa de quiénes queremos (y creemos) ser de lo que podemos convertirnos.

Gran cine, bravo por Sorogoyen.
Luke_Cage
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