Ladrona por amor, incomprensible traducción de la mucho más acertada (con el argumento y devenir de la película) Gambit, es una producción clásica deliciosa.

Nos encontramos con dos actores en estado de gracia que destilan elegancia y química entre ellos, se trata como no de Michael Caine (como el estirado ladronzuelo de guante blanco inglés Harry) y Shirley MacLaine (como la pispireta y siempre respondona Nicole). El trío principal lo completa el gran Herbert Lom (como el multimillonario Shanbandar, a la postre objetivo principal del golpe).

El comienzo no puede ser más original marcando a modo de gigantesco "What If…" los planes de Harry para conseguir la cabeza de una estatua milenaria china, en posesión de Shanbandar que la tiene bajo medidas extremas de seguridad ya que le recuerda a su difunta esposa. Una joven que trabaja en un bar de Hong Kong se parece extraordinariamente a ella (adivinen quién) y tiene que ser el señuelo para que el profesional Harry consiga su meta principal.

Con el planteamiento sobre la mesa, comienza el desarrollo y más bien los embrollos, ya que ni Harry es el ladrón perfecto por el que se tiene, ni Nicole la tímida dama con sonrisa triste y delicados comportamientos, y sobre todo Shanbandar no es el típico ricachón descuidado y tiene un auténtico aluvión de recursos para evitar robos.

La trama aunque ligera se hace muy divertida, en especial por la actuación de MacLaine, la actriz que enamoró a toda una generación (y al pobre Jack Lemmon) en "El Apartamento", y al siempre estiloso Caine. Y el final con vuelta de tuerca incluido, aunque un poco flojo para lo que se esperaba es genial.