Esta gran película de John Huston es un áspero y poético western psicológico protagonizado por muy diversos personajes, todos ellos inadaptados y vulnerables psicológicamente, inmersos en una profunda crisis existencial y desplazados de su tiempo, señalados por un pasado que presenta diferentes conexiones a sus relaciones familiares.

Dentro de una imaginería desolada expuesta de manera hermosa por el talento fílmico de Huston y por la gran labor del fotógrafo Russell Metty, impacta sobremanera esa secuencia en la que vemos a los protagonistas a la caza de caballos salvajes, memorable momento de impresionante simbología dentro de una obra que comprende temas como la soledad, las ganas de ruptura, los deseos de libertad y el fin de una era, asuntos plasmados de forma alegórica en su inolvidable tramo final.

A pesar de resultar algo pretenciosa en su trasfondo, la película no va más allá de compartir los aspectos emocionales de sus personajes, constituyendo la última aparición en la gran pantalla de un magnífico y crepuscular Clark Gable, y también de una espléndida en todos los sentidos Marilyn Monroe, quien ofrece una sensacional interpretación dramática y cuyos conocidos atributos físicos son explotados magníficamente en diferentes escenas por la lasciva mirada de John Huston.

El espléndido reparto se completa con la participación de otros grandes de la historia del cine, nombres míticos como Montgomery Clift, Eli Wallach o Thelma Ritter.