Voy a contar por qué considero 'sutilmente' superior esta entrega de la saga a la anterior. Para empezar, aunque he de decir que después de los prometedores 15 minutos, la película ya nunca vuelve a estar a ese nivel de lucidez por parte de la narración, parece que Leigh Whannell ha logrado dar con la tecla de como enfocar esta segunda precuela que enlaza con la primera entrega de 'Insidious': Centrarse en el personaje de Lin Shaye, cuyo atormentando pasado es el eje de la trama, con dos o tres giros simples pero efectivos a lo largo del relato.

Como punto que casi me hace restarle nota, el humor metido con calzador por parte del propio guionista parece intentar hundir la película a toda costa, y espero realmente que esto desaparezca en la siguiente entrega confirmada, que dirige y protagoniza Patrick Wilson.

El resto de puntos del guion los considero más positivos en balance con respecto a la antecesora, que salvo algún cameo destacable, era una mera sucesión de 'Jumpscares' con una historia genérica de fondo. A diferencia de esa, esta entrega realmente trata de contar algo a través de los personajes. El campo de prisioneros y su enfoque en el plano astral (genial idea), el padre atormentado y la familia rota, junto con temas como la culpa o la redención hacen que para mí, aunque no abunden los sustos, sea más satisfactoria. Eso si, Javier Botet está muy desaprovechado como el monstruo, que a pesar de su genérico diseño, el rollo de las llaves tenía su aquel.

En resumen, para completistas de las saga. Nada más.

-Lo mejor: una trama centrada y que deposita el peso en los personajes, y no en los Jumpscares 8que sigue habiendo, ojo). El mundo astral, como siempre el punto de mayor interés. Lin Shaye como la medium.Elise, toda una profesional que sostiene la saga como haría Tobin Bell con 'Saw'. El giro de la mitad...

-Lo peor: el humor estúpido de los nerdos, sin gracia y de vergüenza ajena. El monstruo, que además de diseño desganado, tiene poca presencia y esta es desaprovechada. La idea empieza a gastarse. La banda sonora brilla por su ausencia.