El guión muy logrado. ¿Hay esperanza de cambio para las pervertidas y egoístas acciones de la especie humana ? Parece que no. Nuestros males se cronifican desde tiempos eternos. El tenaz y extremadamente cruel psicópata, interpretado de forma muy convincente por Kevin Spacey, ha sido "elegido" y sostiene de principio a fin el control en su objetivo de ajusticiar nuestros vicios y pecados. El resto solo son títeres invitados a la fuerza para participar en su juego, en su macabra y desgarrante Gran Obra Maestra.


El personaje de Freeman abandera la profesionalidad pero su resignado pesimismo y su apatía no tienen solución. Pitt como estrenado, compulsivo e ilusionado detective se rinde y sacrifica sus civilizados valores por el bíblico y salvaje “Ojo por ojo y diente por diente”. ¿ Qué haríamos nosotros en su pellejo ?. Sin duda no solo vaciaríamos el cargador sino que haríamos picadillo para buitres con sus restos. Como los bárbaros o en el medievo.

... por cierto...

- Freeman: ¿Qué es eso ?
- Pitt: Solo un perro muerto.
- Spacey: Yo no he sido.

Lo dicho: superinteligente hasta en sus gags.