Desde el principio está muy claro que la intención de Kurosawa es meramente propagandística y para sacar dinero en taquilla después del éxito de la primera parte, seguramente presionado por la situación del país y por los estudios. Los americanos están ganando la guerra y eso le duele al pueblo japonés y entonces los americanos son presentados aquí como violentos, explotadores y sin ninguna sensibilidad, utilizando el boxeo como deporte especialmente americano que carece de todos los valores que tiene el judo. La película no ha sido cuidada apenas, por falta de dinero en la producción seguramente, y tiene bastantes defectos de planificación y de montaje. Aún así es necesario verla para ir formándose una idea de lo que Kurosawa hará cuando se sienta libre para expresar sus ideas. Lo mejor sin duda es el tratamiento de planos que le dedica al protagonista, Susumu Fujita, que hace una muy buena interpretación del personaje, ofreciéndonos más matices que en la parte anterior. Es una pena que el aspecto romántico no se haya tratado más en extensión y en profundidad porque las pocas escenas con la muchacha que está enamorada de él no son suficientes. Sin embargo el director quiere dedicarle más tiempo a las peleas, tanto de entrenamiento como de enfrentamiento con sus oponentes y la verdad es que las realiza muy bien, en especial la última, que si en la primera parte esta filmada en una ladera con hierba, aquí lo hace sobre nieve.