Se han realizado muchas versiones de la famosa novela de Rudyard Kipling, aunque indudablemente la más conocida y exitosa ha sido la de animación que Disney sacó en 1967. Eso sí, la preferida de un servidor es la de 1994 dirigida por Stephen Sommers y protagonizada por Jason Scott Lee y Lena Headey, la cual no tiene el reconocimiento que merece, por cierto. 2 años después del estreno del live-action del clásico animado de la casa del ratón, Netflix nos trajo, de forma inesperada, otra cinta basada en la obra literaria de Kipling. Y yo, con mi total sinceridad, he de deciros que se trata de una propuesta bastante interesante porque nos ofrece la historia que todos conocemos, pero contada de una manera totalmente nueva y novedosa. Olvidaos de las películas de Disney, ya que aquí se ve crudeza en unas escenas que no son precisamente agradables, por lo que quizás los más pequeños del hogar no deberían ver esta última versión, al menos, no tan a la ligera. Hay personajes que por fin aparecen en una adaptación en vivo de El libro de la selva. Aparte, Mowgli en esta ocasión es un protagonista muy bien trabajado debido a su evolución y personalidad. Por no hablar de su incesante lucha interna, que trata de averiguar el lugar que le corresponde. El CGI me ha convencido a pesar de patinar en algún que otro animal mientras que Kaa se asemeja, de una vez por todas, a la serpiente descrita en las páginas del libro. La recomiendo. Sin embargo, es un filme que de interesante no pasa, y eso se debe a que le falta épica, algo que habría sido la guinda. Andy Serkis tiene potencial, eso está claro. Espero que no tarde en darnos su primera gran película.