Creo que esta antigua película es apreciable porque presenta una serie de cosas muy interesantes que la hacen más que correcta. La historia es muy sencilla, y hasta diría predecible, pero se lleva a cabo de una manera muy eficaz e inteligente a mi modo de ver. Esta transcurre en un pequeño pueblo, el cual parece sacado expresamente para la celebración de Halloween. Y es que dicho lugar contiene una atmósfera tan inquietante y desacogedora con esa bruma constante que hace que no se vea el suelo. Y luego están sus habitantes, que se quedan mirando a cualquier forastero que ande por sus calles. Desde el principio, somos conscientes de que algo anda mal por allí, y que un oscuro secreto se esconde entre sus tenebrosas tierras. Su corta duración juega a su favor, pues no deja hueco alguno para que el visionado se haga tedioso. El blanco y negro le favorece, ya que contribuye a que la ambientación se vea más oscura aún si cabe. Los personajes son lo más flojo, aunque hay que decir que funcionan para lo que el filme pretende mostrar. Del reparto destaca la presencia del gran Christopher Lee, que siempre demostró que se adaptaba a cualquier papel que le dieran. Una pena que ya no esté entre nosotros. En fin, producción estimable que no tiene nada que envidiar a otras más recordadas y con más medios. Recomendable para los 31 de octubre.