Primer largometraje de Brad Bird (Los increíbles, Ratatouille, Misión imposible: Protocolo fantasma), quien es un nombre reconocido en el mundo de la animación por su buen trabajo dentro del género. Bien, en su estreno como director llevó a la gran pantalla la adaptación de una desconocida novela titulada The Iron Man. El resultado no obtuvo el éxito esperado en el aspecto taquillero, algo que aún a día de hoy me sorprende porque teniendo en cuenta que era el año 1999 y por aquel entonces la animación tradicional todavía era sinónimo de éxito, lo normal hubiese sido lo contrario, aunque siendo realista, casi cualquier producto que no saliera de Disney tenía muchas posibilidades de fracasar, ¿el motivo? todo un misterio para mí, y para muchos otros supongo. En cualquier caso, me alegro de que con el paso del tiempo esta película haya conseguido un mayor reconocimiento, pues se lo merece. Dicho esto, no creo que El gigante de hierro sea la joya animada que algunos piensan. Eso sí, está por encima de la media, ya que presenta un relato tierno y en ocasiones profundo. La cinta transcurre en 1957, cuando un curioso chaval encuentra un gigantesco ser hecho totalmente de hierro. Rápidamente ambos forjarán una amistad más resistente que el propio hierro del que está compuesto el simpático gigante. La animación en 2D es bastante buena con unos personajes y escenarios muy bien plasmados. Aparte, dichos personajes están correctamente desarrollados emocionalmente.