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Voto de Franz Beckenbauer:
9
Drama Rocky Balboa, el boxeador de Philadelphia, disfruta de su efímera fama después de estar a punto de derrotar al campeón mundial de los pesos pesados Apollo Creed. Las ofertas publicitarias para el anuncio de productos no van bien debido a la limitada educación y falta de sofisticación del púgil. Por ello, y debido a la falta de dinero y al embarazo de su mujer Adrian, acepta la demanda de revancha del "casi derrotado" Creed. (FILMAFFINITY) [+]
6 de octubre de 2018
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Si la primera entrega fue notable, esta es mejor, no por mucho, eso sí, pero tiene ese pequeño extra que la hace ligeramente superior.
Vayamos por partes. Todos aquellos que vimos el épico final de la película anterior queríamos ver otro enfrentamiento para que se hiciera justicia porque el boxeo se lo debía a nuestro noble protagonista.
Rocky Balboa salió del anterior combate con un ojo seriamente dañado. Si seguía peleando, correría el riesgo de perder la vista... Apollo sabía que tenía que volver a pelear contra él. No podía entender como un boxeador desconocido de Filadelfia estuvo a punto de ganarle. Su prestigio de campeón del mundo había quedado tocado debido a aquella victoria por la mínima.
La película muestra la unión que hay entre Rocky y Adrian. Los problemas económicos que pasan porque él no encuentra empleo mientras el campeón no para de meter cizaña. Finalmente, la enorme presión hace que la bestia despierte.
Por desgracia, las dificultades no acaban ahí, ya que Adrian, que está embarazada, no quiere que Rocky vuelva al ring y eso provoca que este no entrene de verdad, algo que ve su entrenador.
El drama aumenta cuando Adrian cae enferma. Por suerte, ella se recupera y le da a Rocky todo su apoyo.
Y llegó el día, con Apollo con el cuchillo entre los dientes en esta ocasión, la prueba es más dura, tanto para Balboa como para el espectador. Los golpes duelen más mientras que la reacción es más estéril. Sentimos que en cualquier momento nos pueden mandar a la lona. Queremos, pero a la vez no podemos. Hay olor a impotencia. Sin embargo, si el Potro Italiano puede resistir esa brutal paliza, nosotros también.
Y es que por muy mal que pinten las cosas, nunca debemos rendirnos. El film lo muestra en todo momento. La lucha en la vida es como un combate de boxeo, tenemos que aguantar cada golpe, por mucho que duela y por muy fuerte que sea. Levantarnos después de caernos. Una cinta aún más realista y dramática que la original porque es más dura y emocionante. Todo un ejemplo de superación.
Franz Beckenbauer
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