Excelente película que se centra en el primer encuentro entre un fotógrafo de color y los adinerados padres de su novia. Aunque parezca que la situación no sea más que una simple visita para conocer a la familia de su pareja, la experiencia se complica conforme la historia se va desarrollando debido a una serie de sucesos de inquietante origen. La cinta presenta un argumento muy original que depara varias sorpresas inesperadas. La ambientación por supuesto juega un papel fundamental en el terror que se va generando. Sin utilizar demasiado el típico susto para hacernos levantar del sofá, la clave de la narración radica en el mal rollo que determinados momentos producen al dar la constante sensación de que hay gato encerrado. Por lo tanto, el nivel de tensión no deja de aumentar, lo que desemboca en un clímax cuanto menos intenso. Gracias a todo eso el filme funciona de manera impoluta independientemente de lo que dure su visionado. Además toca el tema del racismo llevándolo por un camino hasta ahora impensable. Lo más escalofriante de toda la historia es que al fin y al cabo lo que nos muestra no llega a ser descabellado ni mucho menos. Una obra original e innovadora que demuestra que el terror se puede llevar a otro nivel.