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Voto de Franz Beckenbauer:
6
Fantástico. Animación. Aventuras En otro mundo, en otro tiempo, en la era de la maravilla, hace mil años el Cristal Oscuro se quebró. El caos y la confusión se extendieron por todo el planeta Thra. Así empezó la profecía y aparecieron dos nuevas razas: los crueles skekses y los apacibles místicos. Si nadie repara el cristal, los skekses dominarán Thra hasta el fin de los tiempos. Será Jen, el último superviviente de los Gelfings, quien intente restaurar el cristal y ... [+]
7 de noviembre de 2022
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Es obvio que esta película pertenece a otro tiempo. Un tiempo en el que las marionetas cobraban vida y se adueñaban de la gran pantalla. Nos referimos a los años 80, una época en la que aún se recurría a los efectos prácticos debido a las limitaciones que había por aquel entonces. Y benditas limitaciones porque actualmente estamos tan saturados de CGI que cuando uno/a echa la vista atrás, se percata de lo mucho que han cambiado las cosas. En esto Cristal oscuro es todo un ejemplo, pues a saber cuántas personas que la vieron en los cines en 1982 la recuerdan con gran nostalgia. Incluso, hay quienes la consideran El señor de los anillos de dicha era, algo que me parece exagerado no, lo siguiente. Sin embargo, hay que reconocer que la trama se asemeja en ciertos aspectos más allá de presentar otro mundo de fantasía y seres imaginarios. Puede que Jim Henson no fuera J.R.R. Tolkien o Peter Jackson, pero mostró una faceta creativa digna de admirar. Y es que el creador de The Muppets (Los Teleñecos) tenía un talento innegable, y no solo como marionetista, sino también como artista y director. A todo esto, dudo que la que nos ocupa sea su mejor propuesta cinematográfica, aunque no le resto ningún mérito. Las diferentes criaturas son tan realistas que parecen sacadas literalmente de un cuento. Los movimientos de estas se ven auténticos. Eso sí, casi todas ellas carecen de expresiones faciales. No obstante, eso no quita los excepcionales diseños que caracterizan a todos los personajes, qué duda cabe. Por otro lado, el guion es muy mejorable. Por momentos pretende ser épico, pero se queda en un quiero y no puedo. Quizás en su día lo fue, pero la realidad es que ahora mismo está lejos de serlo. Los decorados son pura magia, así de claro. Después de tanto tiempo, no olvidemos que hablamos de 40 años, los escenarios siguen luciendo geniales. No me extiendo mucho más, estamos ante un metraje ochentero que nos hace viajar al pasado y recordar con cariño la década en la que se estrenó pese a no haberla vivido, como es mi caso. No es tan bueno como lo venden algunos, pero no deja de ser un clásico con encanto y visualmente curradísimo.
Franz Beckenbauer
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