He sentido un cosquilleo constante durante toda la película. Cuando tenía pocos años de edad disfrutaba de esta divertida y emocionante aventura. Ha pasado mucho tiempo desde que la vi por última vez, y esta mañana con cada escena de esta inolvidable obra de Steven Spielberg me ha entrado una nostalgia indescriptible. Es una sensación que no es alegría ni tampoco tristeza, sino una combinación entre ambas que sinceramente no soy capaz de explicar ahora mismo. Lo que sí puedo decir en cambio es que esta mañana no he estado en mi cuarto viendo una peli, he estado en el País de Nunca Jamás. Que bien trabaja el rey Midas cuando se pone detrás de las cámaras. La historia o mejor dicho el guion es magnífico. La historia ya todos de sobra la conocemos debido a que esta trata sobre Peter Pan y su mayor enemigo, el Capitán James Garfio. En esta ocasión vemos a un adulto Peter Pan que ha dejado atrás completamente la infancia que vivió en Nunca Jamás para volcarse en su trabajo. El cambio ha sido tan extremo que el propio Peter no recuerda absolutamente nada acerca de sus aventuras pasadas, y a raíz de perder tales recuerdos se ha vuelto un abogado serio y despreocupado por cualquier cosa que no sea su trabajo. Sin saber lo que fue, debe rescatar a sus 2 hijos, que han sido secuestrados por el malvado Capitán Garfio. El argumento consiste en cómo Pan recupera poco a poco al niño que fue en su día, y de paso en como aprende una valiosa y tierna lección. El film no carece de detalles que están muy cuidados, como por ejemplo la buena caracterización y personificación de los personajes, en especial los principales, ya que son los que más peso argumental cargan a sus espaldas. Luego viene el gran montaje de los escenarios que aparecen a lo largo de la película, los cuales son inmejorables. Y qué decir de la mágica banda sonora ( otra más) de John Williams, que acompaña fantásticamente a todas las secuencias. El vestuario y la fotografía no se quedan cortos, son una maravilla. Peli de las de antaño con un espíritu propio que te hace meterte dentro de ella para en lugar de ver los acontecimientos vivirlos en tus propias carnes. Dicha experiencia no defrauda a ningún espectador que busque cine puro. El reparto está a la altura del gran nivel que muestra la producción, todos encajan muy bien en sus papeles, y a decir verdad es difícil quedarse con uno sólo. Como se extraña al genial Robin Williams. Una pena muy grande que nos dejará hace ya más de 5 años. Otro del elenco que falleció unos meses antes que Robin fue Bob Hoskins ( Smee). La cinta cuenta con varios momentos en los que te llenaras de emoción porque transmiten una nostalgia enorme y bella. Prácticamente el film nos habla, se dirige al espectador de manera directa, aunque sea a través de ciertos personajes. ¿Qué más os puedo decir? La he disfrutado igual que cuando la veía siendo un crío. Me ha hecho llorar por dentro y acordarme de los tiempos en los que no era consciente de lo afortunado que era por aquel entonces. Ser un niño es un regalo. Apuesto a que no soy el único que lo piensa, ni el único que quisiera retroceder a la infancia.