Esta película desprende un aroma a cine clásico de lo más reconocible. Un metraje con una historia conocida por todos que procura ser adecuada para todo tipo de público. Eso se ve con mucha claridad, ya que en ningún momento sale la más mínima gota de sangre, algo que me parece excesivo porque se aleja demasiado de la realidad. El reparto está lleno de actores que eran conocidísimos en aquella época, quizás el menos conocido era el que precisamente interpretó a Jesús de Nazaret, Max von Sydow. Las actuaciones están decentes, aunque no son ni muchísimo menos inolvidables. Lo que sí voy a destacar es la vestimenta de todos y cada uno de los personajes que aparecen, la cual a mi juicio es sumamente fiel a la que se utilizaba por aquellos tiempos, y tanto el uso como la recreación de los escenarios. Los lugares seleccionados fueron acertados, y algunos planos parecen sacados de cuadros pertenecientes al arte clásico. En ocasiones tienes la sensación de estar visionando una obra de teatro en lugar de una película.