Arnold vuelve como el bárbaro más famoso y temido de todos. Esta vez, con más diálogos, eso sí, aunque lo cierto es que eso no era muy difícil.
Sin embargo, también hay que decir que nos encontramos ante una secuela de un nivel bastante más inferior al mostrado por la cinta original.
El guion de esta segunda parte nos ofrece una trama de aventuras que se olvida de la venganza. Esas aventuras nunca llegan a ser épicas porque, desgraciadamente, le faltan enemigos que realmente supongan una amenaza.
Aun así, hay ciertos detalles que me gustaron, aunque es una pena que no se recurra tanto a ellos.
La música vuelve a funcionar con esas notas propias del género al que pertenece la historia.
Respecto a las interpretaciones, pienso que son algo mejores que las de la primera entrega. Arnold parece más humano, Wilt Chamberlain (mítico exjugador de baloncesto) hace un papel hecho a su medida. Su gran estatura le hace ser un aliado o enemigo considerable, incluso para el forzudo de Schwarzenegger, ahí es nada.
Las luchas resultan todas entretenidas.
La duración de la cinta es correcta, ya que no es ni larga ni corta.
Para terminar voy a decir que se trata de una película entretenida que sin ser muy allá nos hace disfrutar en todo momento. Una segunda parte que cumple y nada más. Al menos, logra entretenerte por un rato y eso ya es un motivo para no despreciarla.