Este film se sostiene gracias a la espectacular y demoledora actuación de la hermosísima ( aquí no) Charlize Theron, quién es la que dota al film de un sentido y una credibilidad, que no sólo resulta recomendable sino que también conmovedor en varios aspectos.
La historia de la prostituta devenida asesina Aileen Wournos, nos lleva al universo de una asesina que encuentra en los crímenes una salida, un escape a la realidad y una manera de desprender toda la furia que lleva adentro. Con un pasado un poco más que doloroso y turbador, Aileen llega a un momento de su vida en que todo se resuelve matando a sangre fría a alguien.
La directora Patty Jenkins supo dotar de fuerza al relato, que es llevadero y shockeante en muchos pasajes (los asesinatos a sangre fría son un poco difíciles de digerir). Lo que Jenkins no hace es explorar netamente en la mente de la mujer, sólo se conoce su furia y su dolor, que si bien son injustificables, no existe una mera razón para que los haga, la exploración del verdadero monstruo no se hace y por eso se pierde de una lectura más amplia.
Aún así y como ya dije el film es Charlize Theron, quién se afeó hasta el límite de lo intolerable y nos regaló una antológica creación que llega a cada célula de quién ve el film. Sus gestos toscos, sus pequeñas demostraciones de amor, la furia de sus ojos , su caminar y más es expuesto con una carga de brutalidad, que Theron sabe dar y sin duada se consagra como una perfecta actriz que no teme a los desafíos, por más duros que sean. Correcta también la labor de Christina Ricci, aqui pisada por Theron.
Recomendable, para deleitarse con una actuación que merece todos los elogios que se le dieron.