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Fantástico. Aventuras. Acción
"El Hobbit: La Desolación de Smaug" continua la aventura de Bilbo Bolsón en su viaje con el mago Gandalf y trece enanos liderados por Thorin Escudo de Roble en una búsqueda épica para reclamar el reino enano de Erebor. En su camino toparán con multitud de peligros y harán frente al temible dragón Smaug. (FILMAFFINITY)
19 de enero de 2014
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando entré en el cine para visionar la primera parte de El Hobbit, no sabía muy bien qué iba a encontrarme. Desde luego, no esperaba tres horas de película ni mucho menos una trilogía, porque el cuento de Tolkien no da para tanto. Luego vi el resultado y aprendí la lección.
Así que me encaminé a ver la segunda parte, esta vez sabiendo lo que iba a ver (en otras palabras, sabiendo que el relleno iba a estar ahí), pero intrigado mínimamente por ver los vericuetos que el señor Jackson y sus guionistas habían enredado para hilar la historia de El Hobbit con el Señor de los Anillos.
A la hora y media de película ya me encontraba mirando el reloj, en un claro síntoma del sufrimiento que estaba padeciendo. La película peca, aún más si cabe, de los errores vistos en la primera entrega. Adornos innecesarios, sucesión de escenas absurdas, diálogos aún más absurdos prolongados hasta la saciedad, abuso de los efectos digitales y situaciones hilarantes que rozan lo esperpéntico.
La bando sonora se sufre como en la primera entrega y se salva por los guiños a ESDLA.
La fotografía sigue siendo un punto fuerte de la película, pero nada que no se haya visto anteriormente.
Las actuaciones son correctas, pero ninguna llega a encandilar.
Bilbo pierde protagonismo de manera inexplicable y el personaje de Thorin no acaba de arrancar. El resto de los enanos pasan inadvertidos, incluido Balin.
El guión y el ritmo de la película están a la cola en la valoración. Funcionan a ratos (en los que se cuenta lo primordial) y en otros (en los que se adorna lo primordial) se caen por los suelos.
Aprueba por lo que es, por el legado que lleva detrás y por ser una historia del universo de la Tierra Media. Pero está entre las peores películas que he visionado este año y ya es decir.
Reafirmo mis palabras de la primera parte: debería haber sido una adaptación en otro formato (una peli y a ser posible, de animación).
Así que me encaminé a ver la segunda parte, esta vez sabiendo lo que iba a ver (en otras palabras, sabiendo que el relleno iba a estar ahí), pero intrigado mínimamente por ver los vericuetos que el señor Jackson y sus guionistas habían enredado para hilar la historia de El Hobbit con el Señor de los Anillos.
A la hora y media de película ya me encontraba mirando el reloj, en un claro síntoma del sufrimiento que estaba padeciendo. La película peca, aún más si cabe, de los errores vistos en la primera entrega. Adornos innecesarios, sucesión de escenas absurdas, diálogos aún más absurdos prolongados hasta la saciedad, abuso de los efectos digitales y situaciones hilarantes que rozan lo esperpéntico.
La bando sonora se sufre como en la primera entrega y se salva por los guiños a ESDLA.
La fotografía sigue siendo un punto fuerte de la película, pero nada que no se haya visto anteriormente.
Las actuaciones son correctas, pero ninguna llega a encandilar.
Bilbo pierde protagonismo de manera inexplicable y el personaje de Thorin no acaba de arrancar. El resto de los enanos pasan inadvertidos, incluido Balin.
El guión y el ritmo de la película están a la cola en la valoración. Funcionan a ratos (en los que se cuenta lo primordial) y en otros (en los que se adorna lo primordial) se caen por los suelos.
Aprueba por lo que es, por el legado que lleva detrás y por ser una historia del universo de la Tierra Media. Pero está entre las peores películas que he visionado este año y ya es decir.
Reafirmo mis palabras de la primera parte: debería haber sido una adaptación en otro formato (una peli y a ser posible, de animación).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Adornos gongorinos absurdos que no funcionan jamás.
- La elfa. No voy a negarle su belleza, pero su personaje no encaja en la historia. Pero había que meterla a calzador, claro. Tampoco me encaja que sea la única elfa que aparece en la peli. Y que sea pelirroja (voy a ponerme quisquilloso).
- La historia de amor entre la elfa y el enano. Vergonzoso. ¿Qué tienen los elfos que no gustan a las elfas? Arwen se enamora de Aragorn (un humano, vale, rey, pero human), esta elfa se enamora de un enano (dicho sea de paso, el único que no parece un enano). Algo no funciona con los elfos machos...
- La (alargada y pomposa) desolación de Smaug. O cómo algo que podía haber sido el punto fuerte del film acaba convirtiéndose en algo lamentable y extremadamente tedioso. Personalmente, cada vez que veo a un dragón hablar, siempre hecho en falta el extraordinario doblaje de Francisco Rabal en DragonHeart.
- Beorn y las arañas pasan de puntillas en la película, cuando tienen un peso algo mayor en el libro. Sigo sin entender por qué se dedica tan poco tiempo a ellos, por metraje no creo que haya sido.
- Legolas matando orcos a docenas. Vale para un rato, pero no siempre. Nuevamente, la peli cae en el aburrimiento más absoluto.
- La escena de los barriles es, por momentos, divertida, pero al final me dan ganas de preguntar cuánto cuesta la partida de la consola. Demasiado exagerada.
- Bardo (aka Han Solo el contrabandista) y la ciudad del lago son lamentables. Poco desarrollados, sucios, mal enfocados y peor filmados. Su historia cojea la mires por donde la mires. En lo del gobernador ni entro. Triste favor a Tolkien.
- Gandalf y la trampa del Nigromante (aka Sauron). No lo veo. ¿Por qué quiere Gandalf enfrentarse a Sauron él solo? Porque sabe que es una trampa. Vale que aquí Gandalf es más poderoso de lo que se vislumbra en el libro. Pero me parece un giro del guión muy estúpido y metido demasiado a calzador. O eso o Gandalf es un insensato. Y voy a más, ¿por qué Sauron no lo aniquila? Cosas mías, deben ser...
- La frase de "excelente vista, señor Bilbo", cuando la puerta de la montaña mide casi 40 metros y está esculpida una figura de un enano en ella. No me lo creía.
- Los enanos son sucios y codiciosos. Y aquí sólo se atisba por momentos. Tampoco se llega a conectar con ellos, con sus personajes. Demasiado superficiales. Mismo error que en la primera parte.
- El final abierto a esperas de una tercera parte, que se prevee aún más aburrida, grandilocuente y carente de contenido real.
- Termino con la mejor escena. La primera. Basada en la sencillez. Una mesa, una posada, unas miradas de personajes misteriosos que ocultan intenciones malévolas. Y una conversación con cierto sentido. Con un trozo de pan, uno de queso y una cerveza. Sin artificios. Sin efectos digitales. El resto, sobra.
- La elfa. No voy a negarle su belleza, pero su personaje no encaja en la historia. Pero había que meterla a calzador, claro. Tampoco me encaja que sea la única elfa que aparece en la peli. Y que sea pelirroja (voy a ponerme quisquilloso).
- La historia de amor entre la elfa y el enano. Vergonzoso. ¿Qué tienen los elfos que no gustan a las elfas? Arwen se enamora de Aragorn (un humano, vale, rey, pero human), esta elfa se enamora de un enano (dicho sea de paso, el único que no parece un enano). Algo no funciona con los elfos machos...
- La (alargada y pomposa) desolación de Smaug. O cómo algo que podía haber sido el punto fuerte del film acaba convirtiéndose en algo lamentable y extremadamente tedioso. Personalmente, cada vez que veo a un dragón hablar, siempre hecho en falta el extraordinario doblaje de Francisco Rabal en DragonHeart.
- Beorn y las arañas pasan de puntillas en la película, cuando tienen un peso algo mayor en el libro. Sigo sin entender por qué se dedica tan poco tiempo a ellos, por metraje no creo que haya sido.
- Legolas matando orcos a docenas. Vale para un rato, pero no siempre. Nuevamente, la peli cae en el aburrimiento más absoluto.
- La escena de los barriles es, por momentos, divertida, pero al final me dan ganas de preguntar cuánto cuesta la partida de la consola. Demasiado exagerada.
- Bardo (aka Han Solo el contrabandista) y la ciudad del lago son lamentables. Poco desarrollados, sucios, mal enfocados y peor filmados. Su historia cojea la mires por donde la mires. En lo del gobernador ni entro. Triste favor a Tolkien.
- Gandalf y la trampa del Nigromante (aka Sauron). No lo veo. ¿Por qué quiere Gandalf enfrentarse a Sauron él solo? Porque sabe que es una trampa. Vale que aquí Gandalf es más poderoso de lo que se vislumbra en el libro. Pero me parece un giro del guión muy estúpido y metido demasiado a calzador. O eso o Gandalf es un insensato. Y voy a más, ¿por qué Sauron no lo aniquila? Cosas mías, deben ser...
- La frase de "excelente vista, señor Bilbo", cuando la puerta de la montaña mide casi 40 metros y está esculpida una figura de un enano en ella. No me lo creía.
- Los enanos son sucios y codiciosos. Y aquí sólo se atisba por momentos. Tampoco se llega a conectar con ellos, con sus personajes. Demasiado superficiales. Mismo error que en la primera parte.
- El final abierto a esperas de una tercera parte, que se prevee aún más aburrida, grandilocuente y carente de contenido real.
- Termino con la mejor escena. La primera. Basada en la sencillez. Una mesa, una posada, unas miradas de personajes misteriosos que ocultan intenciones malévolas. Y una conversación con cierto sentido. Con un trozo de pan, uno de queso y una cerveza. Sin artificios. Sin efectos digitales. El resto, sobra.