La serie es interesante, pero poco más.

Ofrece una perspectiva poco creíble del mundo de la mafia, con demasiados huecos sin justificar, donde un pueblerino tiene más poder que una gran mafia a la que todos temen, hasta el punto que mata al cabecilla y nada, no pasa nada, porque patata. Esto se repite extrañamente a lo largo de las cuatro temporadas.

No he llegado a empatizar con ningún personaje, hasta el punto que me daba lo mismo si vivían o morían; no he querido que ninguno se salve o muera a lo largo de toda la serie, no hay profundidad ni personajes claros, y esto no se soluciona en toda la serie.

Lo más horroroso han sido los doblajes al español del hijo de los protagonistas principales y de la chica del pelo rizado. No es que sean mediocres, es que no soy capaz de escucharlas, son horrorosas, y he llegado al punto de pasar algunas partes porque se me hace insoportable.

La idea central pienso que es buena, y de hecho, en la tercera temporada parece que va a mejor y después se desploma hasta el final, como si los guionistas y el director estuviesen deseando terminarla pero sin llegar a hacerlo realmente; tiene muchos fallos demasiado importantes como para considerarla una buena serie, y pienso que es una auténtica pena.