Haz click aquí para copiar la URL
España España · Barcelona
Voto de Lynch is god:
10
Romance. Drama. Ciencia ficción Un escritor que creía escribir sobre el futuro, en realidad estaba escribiendo sobre el pasado. En su novela, un misterioso tren salía de cuando en cuando con dirección al año 2046. Todos los que subían a él lo hacían con el mismo propósito: recobrar los recuerdos perdidos. Se decía que en 2046 nada cambiaba. Nadie sabía a ciencia cierta si eso era verdad, porque ninguno de los que viajaron regresó jamás. Con una excepción. Él estuvo ... [+]
31 de enero de 2010
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El director chino Wong Kar-wai, cuya primera película As tears by go, data del 1988, alcanzó prestigio internacional en los años 90 con películas tan fascinantes como Chungking Express o Happy together. Sin embargo esta década le ha encumbrado a la categoría de ídolo para cinéfilos con dos obras tan soberbias como In the mood for love (2000) y la película que nos ocupa. My Blueberry nights, que realizó en el año 2007 y supuso su primera y hasta el momento única incursión en el cine americano, pese a ser una buena y bella película, no está a la altura de sus dos predecesoras.
2046 es una película tan compleja como, quizás, sencilla, si uno se deja llevar por ella, se deja hipnotizar por su poesía, por su romanticismo, por sus imágenes, por su banda sonora. La historia es una especie de continuación de su anterior película, la ya citada In the mood for love, ya que retoma al personaje masculino de aquélla unos años después del desengaño amoroso sufrido en aquel film. Ahora, el personaje está rodeado de mujeres pero debido a aquella experiencia, está incapacitado para amar. Las relaciones que el personaje tiene a lo largo de la película con cuatro mujeres, se alternan con imágenes de la novela que él mismo escribe, una novela futurista de ciencia ficción que oculta rasgos autobiográficos. Sin embargo, en 2046, la genialidad no radica tanto en lo que se explica como en la manera en que se explica. Wong Kar-wai es el más claro ejemplo de cineasta moderno y cada fotograma suyo es arte, cada fotograma suyo está recargado con imágenes sugerentemente cromáticas, con colores vivos, chillones, con rojos y verdes. A ésto se le añade su tendencia a los encuadres imposibles, con personajes que hablan dando la espalda a la cámara, que aparecen en el vértice de la imagen como a punto de desaparecer, que actuan fuera de campo, que hablan con frases.
Lynch is god
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow