No es que no se tome el género demasiado en serio; es que su pretensión, simplemente, es la de entretener, homenajeando para ello a un tipo de cine, el de gangsters, con infinidad de tópicos y lugares comunes.

La ambientación es magnífica (siempre es una gozada volver a ver una Thompson en acción), y el ritmo no decae en ningún momento (como peli de acción funciona a la perfección). Sin embargo, no posee esos detalles maestros, giros y sutilezas que hacen inmortal a una película.

Los personajes son un tanto planos, demasiado estereotipados: los buenos, muy buenos, y los malos, muy malos -no hay lugar para la traición o el engaño dentro de la historia, ingredientes básicos del cine negro-, y el devenir de los acontecimientos es muy predecible, pocas sombras y complejidad en su desarrollo, demasiado lineal y transparente. Pese a todo, la película está hecha de una forma tan hábil y con tan buen sentido del entretenimiento que, mientras la está uno viendo, no reparas en estas "menudencias". Es cuando te paras a pensar después de haberla visto cuando comienzan a aflorar sus puntos débiles. Pero tampoco hay que ensañarse con un trabajo tan cuidado en el estilo y la ambientación.

Muy adrenalínica, para dejarse llevar como en un vagón de la montaña rusa. Si te gusta el género y tienes tu puntito de nostálgico, la disfrutarás, aunque no desbanque a ninguna de tus inmortales. Mención especial para Josh Brolin y su enérgica interpretación. Apetece echarle un segundo visionado.