Los recurrentes lugares comunes sobre la necesidad de creer, de no abandonar la inocencia infantil y de antropoformizar la negatividad con el fin de poderla vencer se reúnen cada año en alguna cinta que no hace más que recombinar los íconos fantásticos populares creando una historia que explota las frases cursis, apela a la nostalgia y da exageradas concesiones al público infantil, y este es un claro ejemplo de esa clase de películas. Independientemente de los obligados agujeros argumentales y carencia de sustento lógico que este tipo de historias tienen, el guión no tiene suficiente solidez, se mete demasiado en profundizar los universos fantásticos y en ello tiene debilidades y elementos en el argumento que no alcanzan a desarrollarse y quedan como cabos sueltos. Pero más allá de eso La cinta es dinámica, visualmente atractiva, llena do colorido y detalles llamativos. En general para entretener y pasar el rato vale la pena, los niños seguro la disfrutarán.