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España España · Málaga
Voto de Nuño:
9
Drama Una mujer, profesora de piano en un conservatorio, frecuenta cines porno y tiendas de sexo para escapar de la influencia de su dominante madre. Uno de sus alumnos se propone seducirla. (FILMAFFINITY)
6 de febrero de 2016
28 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
I

Las manos que escarban en la basura de la cabina de un sex-shop en busca de un clínex sucio de esperma, o sujetan la cuchilla de afeitar para infligir una mutilación, son las mismas que reproducen las sublimes composiciones para piano de Schubert a la perfección.

II

Madre e hija habitan la misma agrura. Duermen juntas, como un anciano matrimonio que se guarda exclusividad. Se quieren, pegándose. Están unidas, bajo insultos y reproches. Su malsana unión tiene la fuerza de las antiquísimas costumbres que nunca se desharán. Podemos sentir el hedor de la juventud corrupta de ella, la vigilancia materna obsesiva, la férrea y feroz disciplina.

III

No son las interpretaciones mi principal objeto de interés en el Cine, pero recordar 'La pianista' es recordar las gélidas miradas de Isabelle Huppert, de tal potencia emocional que no dan lugar a ser enturbiadas con adjetivos que las describan.

IV

'La pianista' es, en la superficie, una historia extrema sobre una soledad extrema, sobre una incómoda incapacidad social, agravada por una sexualidad insólita, masoquista y sádica. No obstante, creo que la película, lejos de ser un drama sobre seres muy concretos, contiene ciertas claves generales que no la limitan al relato cruel sobre personajes remotos: existe en su fondo una cualidad universal.

En mi opinión, las relaciones humanas se rigen, en mayor o menor grado, por estrategias. Uno se comporta y expresa según con quién. A veces, uno se moldea conscientemente; otras, estas estrategias son automáticas. Creo que el corpus de 'La pianista', como retrato de caracteres y relaciones personales, versa sobre cómo este juego de estrategias puede llevar a una de las partes a la miseria absoluta.

Comenzamos viendo cómo una hermética y disciplinada Huppert se mantiene inicialmente impermeable y desapasionada ante los intentos de seducción de un atractivo y jovial alumno. Él es insistente y tenaz; ella, distante y fría.

Esta situación (estrategia) de dominación (de ella), se quiebra en dos escenas capitales.

1. La profesora, celosa ante la simpatía surgida entre su alumno y su alumna, hiere deliberadamente (con alevosía) las manos de la segunda. Es el primer signo que muestra ella de un interés real hacia alguien. Y la manifestación es abominable. Es entonces, y no antes, cuando la alumna observa sus manos llenas de sangre, cuando se produce el primer encuentro sexual entre la profesora y su alumno: la frialdad e impersonalidad del encuentro abrume y aturde. Ella controla la situación: dice qué quiere hacer y cuándo hacerlo. Él, contrariado, como un títere, obedece. La relación ha surgido; ella, desde su isla, desde su hermetismo, controla; él, desde su desnudez emocional, sinceramente intrigado e interesado en ella, es controlado.

2. Esta asimetría pronto da un vuelco: cuando ella decide desnudarse ante él, con la entrega de una carta. Está entregando su oscura personalidad. Todos tenemos una trastienda: vicios y hábitos inconfesables que nos hacen más banales, incluso ridículos. En el caso de la pianista, esta trastienda es terrorífica. Ella es eso; quizás ha llegado a serlo por encima de su control, quizás sea una víctima, pero 'lo es'. Pretendiendo corresponder a una total entrega con otra total entrega, le pasa el control a él. Es él, ahora, quien la menosprecia.

[Que el escenario del primer encuentro sexual fuese el cuarto de baño de la escuela de piano no limitaba el deseo de él. Que el escenario del segundo encuentro sexual sea el vestuario del pabellón deportivo ahora sí le resulta, a él, un lugar inadecuado y sin erotismo. "... me deseabas, ¿no es así?", le recuerda ella, ahora derrumbada].

...

La obra de Haneke conforma una visión despiadada, dura y misántropa sobre el mundo. Se me ocurren varias ideas deslavazadas, a modo de conclusiones dispersas, en sintonía con lo visto. Quien conozca tu alma al completo, la devorará y te devorará con ella. Practicar la sinceridad plena es exponerse a las fauces del prójimo. La más terrible quizás sea no ver más cabida en nuestra relación con los demás que, o dominar, y ser inflexible y tiránico dominando; o ser dominado, y llegar a tal soledad, a tal pequeñez, que el único contacto que nos alivie sea el de la fría cuchilla en el pecho.

Gracias.
Nuño
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