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España España · Málaga
Voto de Nuño:
7
Drama. Romance Un director de cine independiente está de visita en la ciudad de Sueño, donde se proyecta una película suya, y dando un paseo en un palacio se encuentra con una joven pintora. A partir de ese instante, las cosas empezarán a cambiar. (FILMAFFINITY)
28 de diciembre de 2016
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Si tuviera que tenerlo todo planificado antes de empezar a rodar, hacer películas sería muy aburrido. Me sentiría como un albañil".

Sang-soo apostilla que si se topa con algún bar o algún restaurante que le sugiere algo, pide permiso al dueño para rodar allí. Comenta que le gusta beber; por eso, a menudo sus personajes brindan con licor de arroz, y lamentan en sus resacas lo que tuvo lugar en sus ebriedades. Tiene una clara predilección por el emplazamiento y el relato cotidiano. Sus personajes hablan de manera descreída y mundana, como en Ozu; y se comportan, al modo de F. Heider, como 'científicos ingenuos', intentando elucubrar.

En su espontánea y humilde sinceridad yo diría que esconde una pequeña mentira. Su trazo de caligrafía es diáfano y franco; pero, por la constitución (des)organizadísima de sus relatos, que cruzan líneas temporales reales e hipotéticas, plausibles y soñadas, es un auténtico 'estructuralista', y juega como un científico, mezclando soluciones químicas.

Veo, en su Cine, aromas particulares.

1. El azar. En 'The day he arrives' (2011), un personaje diserta sobre las veleidades del destino y, a grandes rasgos, asegura que la certeza de lo que eventualmente ha ocurrido (y ya inmutable, por real), no impide que haya todo un universo de posibles que también podrían haber sido. La evidencia de lo que ya estamos viviendo y, por ello, existe, nos cobija de la ferocidad de un caos de causas posibles y de consecuencias onerosas que, de abrumadoras, paralizan. En ese caso, la realidad toma forma de 'ordalía' psicológica; una prescripción formulada como inquebrantable y única cuando, en realidad, no lo es.

2. El amor perfecto como entelequia esquiva, en ese marco de azares caprichosos. Sang-soo niega la influencia, pero las brisas de Rohmer se perciben con mucha fuerza.

3. El plano fijo. Sorprende, en una cinematografía que destaca más por lo efectista y ostentoso, como es la surcoreana. En esa apacibilidad de cámara, cada desplazamiento de foco o zoom revela algo.

4. La auto-referencia, obvia en la figura del 'director de Cine' como "héroe" recurrente de sus películas. "Mis personajes suelen ser directores de Cine porque hablo sobre lo que conozco", apunta Sang-soo, que se divierte enfrentando la idealizada figura del artista a su nimiedad íntima.

5. El relato, como albur. 'Ahora sí,...' es un fehaciente ejemplo. Una historia banal, contada dos veces, con sutiles variaciones. La primera, parece corriente. La segunda también lo parece; pero desemboca en un mar opuesto y, con ello, parece radicalmente diferente. Sang-soo acierta en no explicitar hasta el absurdo ('El efecto mariposa', 2004) la severidad de las posibilidades.

La contingencia de azares es clara, y es en ese abismo de causalidad voluble donde el Cine de Sang-soo vive.

Gracias.
Nuño
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