Original historia dirigida por el maestro Chicho Ibáñez Serrador, aunque algo trasnochada. A medio camino entre el suspense y el terror, haciendo guiños a Hitchcock constantemente: Psicosis, Rebeca, la Ventana indiscreta...

A un internado de chicas llega una nueva alumna (Cristina Galbó) que no tardará en descubrir que, en realidad, se trata de un reformatorio dirigido por la despótica Madame Fournier (Lilli Parmer). Dentro de la casa solo hay un hombre, el hijo de la directora. Solo algunas privilegiadas tienen la posibilidad de acceder a él.

Toda la película está llena de connotaciones sexuales: voyeurismo, la escena de las duchas; sadomasoquismo (el castigo) y la relación edípica. Cómo consiguió burlar a la censura el director logrando que no le cortaran estas escenas es un misterio para mí. El censor justificó su sueldo cargándose dos cosas insignificantes.

Destacaré también el intento de construir a la mujer perfecta, guiño a Frankestein..

Lo mejor: los actores, el guion (a ratos), la atmósfera, la sensación claustrofóbica y de represión sexual.
Lo peor: la utilización de la cámara rápida y lenta que hoy en día le dan un aire muy superado. Quizás en la época daban la sensación contraria.