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España España · Alicante
Voto de Migatoyyo:
4
Drama Un psiquiatra (Kevin Spacey) tiene entre sus pacientes a importantes estrellas de Hollywood. Todo le va bien en el plano profesional, pero tendrá que afrontar una compleja situación personal que puede arruinar su vida. (FILMAFFINITY)
28 de septiembre de 2009
27 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por pura lógica, ver historias que hablan de cómo se realizan las películas, debe ser muy interesante para un cinéfilo. Sin embargo, hay una vieja leyenda en la que se dice que el cine, dentro del cine, es un fracaso de taquilla seguro. Y es cierto, buenas películas que han hablado de la fábrica de sueños han fracasado sin causa justificada. No es el caso de Shrink, no por su éxito comercial que ya se verá, si no por su muy mejorable calidad.
Lo cierto es que me estoy empezando a cansar de filmes que me cautivan con repartos de lujo, con actores que solían ser garantía de calidad, que se tenían en tan buen lugar a sí mismos que, cuando aceptaban un papel, rara vez erraban. Se podía ir tranquilo a ver películas de Spencer Tracy o James Stewart, o posteriormente de Robert Mitchum o Paul Newman. Incluso hace solo unas décadas de Al Pacino, Dustin Hoffman o, incluso el más díscolo Robert De Niro. Pero hoy no es garantía de nada ver en un reparto a Kevin Spacey, Robin williams, Forest whitaker o cualquier otro actor de prestigio.¿Tan bajo debe ser el nivel los guiones que les llegan que éstos que finalmente realizan son los mejores?
En lugar de ofrecernos guiones compactos, historias bien contadas, personajes correctamente definidos, lo dejan todo en guardar la forma en la que se supone que hoy se cuentan las historias serias, planos lentos, cámara en mano, montaje en historias paralelas, música salida de un disco de grandes éxitos chill out... y producto adulto servido. No hay diferencia en hacer un filme de asteroides a un filme de dramas personales. Sólo cambia el menú del lenguaje narrativo e intentamos producir un filme que triplique gastos, sean éstos cuáles sean.
Y detrás de todas estas historias maduras, sólo hay vacío. Vacío en la imaginación de los guionistas, vacío en el sentido de las productoras e incluso vacío en las alforjas de los actores que, cómo no, añaden otra impecable interpretación en otra prescindible película.
Podría decir que Keke Palmer sigue siendo un rostro a seguir, pero francamente, para los que no la conozcan, veánla mejor en Akeelah contra todos.
Migatoyyo
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