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Voto de Cinematic:
7
Drama. Thriller Atormentada por ciertos hechos y dominada por una creciente ansiedad, la joven Martha abandona una secta y se va a vivir con su hermana Lucy y con Ted, el marido de ésta. Intenta adaptarse al estilo de vida de la clase media-alta, pero acosada por constantes pesadillas, no le resulta nada fácil. Mientras asume su soledad, la paranoia y los recuerdos comienzan a resquebrajar su existencia. (FILMAFFINITY)
19 de septiembre de 2011
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mi primera película de la 59 edición del festival de San Sebastián es el debut de Sean Durkin, y podría decirse que he empezado el festival con muy buen pie. Martha Marcy May Marlene cuenta la historia de huída y readaptación de una chica (una estupenda y fotogénica Elizabeth Olsen) a la civilización, tras haber transcurrido el tiempo aproximado de 2 años en una secta en las montañas.

En la película nunca se nombra la palabra "secta" y eso es por una buena razón. La película no habla de individuos perturbados haciendo cosas perturbadas. Sí, lo hace en parte. Pero lo que interesa es cómo cuestiona si lo que consideramos normal en realidad lo es o si lo que creemos perturbado lo es tanto. Sean Durkin se vale de la vulnerabilidad de la actriz principal para contraponer esos conceptos; civilización vs. vida salvaje y de moral libre. Y no rompe ninguna lanza en favor de ninguna, sólo expone los peligros de cada una.

Cierto es que la película se hace lenta en algunos momentos y que el metraje podría acortarse un poco sin que el ritmo o la cadencia se resintiera. Pero Martha Marcy May Marlene es una película que exhala sensibilidad. Desde algunos planos sostenidos, de una belleza fotográfica admirable, hasta el modo en el que se producen las transiciones entre presente y pasado (o sueño y realidad). Por ejemplo, la escena en la que Martha se prepara para saltar de la lancha y cortan a cuando salta desde lo alto de una roca. O cuando decide ignorar su moral dándole el vaso a la chica y cortan al vaso que sostiene su hermana.

Son detalles repletos de belleza formal, que lejos de confundir al espectador en el mal sentido de la palabra, sólo lo sumergen en la historia y en su ambigüedad, en su juego de realidades soñadas y memorias fracturadas. No, esta no es una peli de David Lynch ni tampoco una obra maestra, pero el talento que Sean Durkin demuestra aquí nos hace pensar que en el futuro podría brindarnos una.
Cinematic
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