Pocas veces me he alegrado tanto de ver una película sólo por una de las actrices que aparecen en el reparto, y es que el único motivo porque decidí visionar este film fue por la presencia de Scarlett, pero a pesar de su excelente interpretación debo admitir que quien realmente se luce en esta película es John, del que lo único que puedo decir es que esta enorme, posiblemente la mejor interpretación de su carrera, creible y extrañamente entrañable, consigue realmente hacerte sentir empatía por su personaje, un viejo profesor de universidad, alcohólico y meláncolico cuya única aspiración parece ser la publicación de un exalumno suyo con quien convive y cuyo mayor terror es el miedo a quedarse sólo, hecho al que tiene un pánico superior a la propia muerte. Uno de los personajes más entrañables que he visto recientemente, en una película que merece ser vista sólo por esta magnífica interpretación, pero que además ofrece muchisimo más, una historia de reencuentro con el pasado, una película, donde a pesar de que allí nadie parece querer moverse, todos sus personajes recorren un camino tortuoso hasta reencontrarse con ellos mismos.

En definitiva, una película fresca, agradable, optimista, ideal para ser vista en un momento de especial empatía, ya que para disfrutarla en su plenitud uno debe ser capaz de adentrarse en la piel de los personajes, especialmente recomendable ponerse en la piel del gran Bobby Long.