Tatami Galaxy es ante todo un ejercicio de originalidad e imaginación facinante. En un principio puede parecer repetitivo ver al mismo tipo viviendo todas esas existencias paralelas, pero se hace muy ameno y divertido, y siempre hay detalles nuevos. Algunas situaciones que se dan son tan disparatadas y alocadas que no puedes parar de reír, o si no, de sonreír, pensando muy adentro "¿pero qué leches es esto?" y por otra parte reconociendo: "Tiene un gran encanto". La forma de contar las cosas en esta serie es genuinamente hilarante y sofisticada. No hay un instante vacío en toda esa cháchara mental del protagonista que actúa como un eco insidioso e intenso en nuestro cerebro. Esa rapidez, no solo al hablar los personajes, sino al pasar secuencias marchando por toda la gama de colores y expresiones, dan al anime un toque majestuoso de personalidad radiante a la que solo puedes rendirte y reconocer su inmenso valor.

Pero no solo se queda en la forma. La serie tiene CONTENIDO, que en varios puntos depende de la interpretación del espectador. Los dos últimos capítulos son simplemente inmejorables. Realmente me llegaron, y sirven como una gran conclusión de todo lo que hemos visto.

Este tipo de animes merecen estar dentro de nuestra biblioteca, no solo del amante de la animación, sino de los cinéfilos en general. No le pongo el diez porque solo se lo pongo a situaciones realmente especiales, que podrán ser dos o tres en total, pero a esta serie le ha faltado poquísimo para alcanzarlo.